Sentirse solo
No quería oír más voces. Estaba harto de escuchar palabras penetrando sus
oídos contra su voluntad. Cansado de ser una hormiga más en un
superpoblado hormiguero que crecía en forma exponencial.
Cada rincón estaba ocupado por seres, por voces que disparadas al espacio
lo asfixiaban y ensordecían. ¿Hasta cuándo resistiría no tener un entorno
propio, libre de otros, lleno de él?
Se alejó de ellos cuánto pudo pero era imposible encontrar lugar alguno que
no estuviese contaminado por presencias, por gestos, por otros.
¡El silencio! si tan sólo pudiese disfrutarlo un instante.
¿Cuánto silencio haría falta para sentirse solo?
Debía intentarlo, debía alejarse aunque le costase la vida misma.
Un paso más, sólo uno y luego el silencio por siempre. ¡Al fin!
El pólipo de coral murió al crecer alejado de la colonia Coralina.
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