El
guardián del bosque
En medio de un bosque grande y
sombrío
Inundado por una niebla encantada, donde
No se oyen los cantares de las aves, se encuentra
La casa abandonada.
Las hiedras trepan por sus paredes agrietadas, y
Cuelgan sobre el techo como serpientes encumbradas
Al asecho.
Al decender la noche sobre aquel bosque lúgubre
Su niebla tétrica crece hasta que todo lo cubre, y
De la casa abandonada, surge un fantasma de silenciosas
Pisadas. Recorre lentamente los senderos, mirando todo
Con sus cuencas sin ojos, es la imagen de un esqueleto,
De lo que fue un hombre solo sus despojos.
Deambula por el bosque hasta la madrugada,
Luego vuelve a la casa abandonada, que no abandona.
Inundado por una niebla encantada, donde
No se oyen los cantares de las aves, se encuentra
La casa abandonada.
Las hiedras trepan por sus paredes agrietadas, y
Cuelgan sobre el techo como serpientes encumbradas
Al asecho.
Al decender la noche sobre aquel bosque lúgubre
Su niebla tétrica crece hasta que todo lo cubre, y
De la casa abandonada, surge un fantasma de silenciosas
Pisadas. Recorre lentamente los senderos, mirando todo
Con sus cuencas sin ojos, es la imagen de un esqueleto,
De lo que fue un hombre solo sus despojos.
Deambula por el bosque hasta la madrugada,
Luego vuelve a la casa abandonada, que no abandona.
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