martes, 7 de julio de 2015

Eternidad al atardecer






ETERNIDAD AL ATARDECER DE JORGE MENDOZA ARAMBURÚ1







Mendoza Aramburú, Jorge. Eternidad al atardecer. Lima: Editorial el Laberinto, 2012. 190 pp.



Aunque el realismo es una maravillosa vertiente que ha copado en gran medida el imaginario literario de nuestro país, la literatura fantástica ha calado muy hondo en diversas épocas, y desde hace algunos años ha rebrotado con fuerza mediante varias obras de gran calidad. Por supuesto, habrá quien sostenga que las letras de fantasía, terror o ciencia ficción han sido turbadoramente escasas en el Perú, no faltará quien diga que éstas han sido nulas porque es fácil negar aquello que no se conoce o no se sabe abordar. Pero, para confirmar lo que digo, he de mencionar unos importantes nombres: Julio M. Del Portillo y su recuperada obra Lima de aquí a cien años, los textos de Clemente Palma en Cuentos malévolos e Historietas malignas, además de su obra maestra, XYZ, diversos relatos de Alberto Hidalgo, Abraham Valdelomar, César Vallejo, Julio Ramón Ribeyro, Carlos Eduardo Zavaleta, Eugenio Alarco, Carlota Carvallo de Núñez, Sara María Larrabure, José B. Adolph, Juan Rivera Saavedra y tantos otros. La maestría de estas obras también reafirma su importancia en la cultura nacional, junto a ello están las infinitas posibilidades de la fantasía dentro de su manejo de lo imposible y lo improbable. Es ocioso negar la gran relevancia de esta corriente literaria, tanto en el ayer como en el presente. Así como es facilista hacer a un lado ciertas formas discursivas novedosas como la minificción que poco a poco y con gran seguridad se está asentando en nuestra literatura, con gran contundencia y brillantes exponentes. Un tema interesante, a propósito del arte fantástico, es la feliz fusión de diversas categorías: el terror, la fantasía y la ciencia ficción, ¿cómo es esto realizable? Pues depende mucho de la capacidad del autor. Hoy en día hay diversas obras donde los límites entre géneros son borrosos, donde hay una mezcla que funciona bastante bien, consiguiendo textos de gran valía, y hay una menor preocupación por insertar tal o cual discurso en una clasificación. Queda claro entonces que la Literatura Fantástica es un campo amplísimo, quizá un tanto inabarcable todavía, aunque es sumamente recomendable, sobre todo para receptores en busca de buenas ficciones. Este tipo de arte en nuestra historia literaria ha atraído a propios extraños, primero a los escritores, después a lectores, luego a académicos, y se ha sostenido de forma admirable durante los últimos años, pariendo excelentes libros de cuentos o novelas, entre ellos Eternidad al atardecer, obra de Jorge Mendoza Aramburú, un thriller sobrenatural de suspenso, cuyo trasfondo es complejo, eficaz y ha llegado para remecernos, para mostrarnos, de un modo innovador y envolvente, un universo bastante particular, basado en un misterio ancestral: la desaparición de personas en el mundo. El centro de la historia está representado por los Aeternitas, (concepto que significa “vida eterna”), un grupo conformado por personas de todo el mundo, quienes han desarrollado diversos temores, la muerte entre ellos. La logia habrá de combatir estos miedos y hallar soluciones, incluyendo un elíxir de la juventud. Estos proyectos desembocan en un fabuloso lugar, en el cual se encuentra una criatura terrible. Para poder dominar este sitio, la logia recurre a toda suerte de artefactos de ensueño, aquí nos adentramos al terreno de la ciencia ficción. Pero hay más en este volumen: terror, misterio, temas de interés humano y varios géneros que se entrelazan en esta vibrante historia que hará las delicias tanto de los lectores cercanos a las letras fantásticas como de quienes se aproximan por primera vez a este fascinante universo de aterradora belleza.



1 El presente texto fue leído en la 18 Feria Internacional del Libro de Lima 2013, el 23 de julio de ese año, con motivo de la presentación de la novela “Eternidad al atardecer” de Jorge Mendoza Aramburú.


Estas son las páginas web y de facebook de la novela:






Carlos Enrique Saldivar

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