JUGANDO A LA MANCHA
Una mancha.
Hay una mancha en mi camisa.
Bajo la vista y la veo, después de notar
que algunos me miraban raro.
Después de que me hablaran fijando su vista ahí,
en la mancha.
Sobretodo, algunas chicas, me miraron
con cierto desprecio.
Ahora la vi, y soy consciente de que la traigo.
Está conmigo y la tengo que cargar
hasta q vuelva a casa.
Me hace sentir sucio.
Siento que la mancha empieza a trepar x
mi cuello y me cubre la cara.
Estoy preso de su horror.
Es como si me hubieran tirado dentro
de una bolsa de residuos.
Me siento indeseable.
Trato de explicarles a los demás q éste no
soy yo.
Que yo no soy así.
Pero ella gana.
La mancha es más importante que yo.
Tendré que meter mi cuerpo entero dentro
del lavarropas.
para limpiarme, para volver a ser el mismo.
El limpio, el cuidadoso.
Mientras, la mancha absorbe mis superpoderes
y me deja frustrado como a Súperman
la criptonita.
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LA RUEDA TRÁGICA
This is the end.
Mi amigo, es el final.
El mismo para todos los que
anclamos acá.
Los que nos vamos dejando
una estela en el camino.
Dejando agujeros por todos lados/
Dejando echa cenizas nuestras lenguas.
Las mismas lenguas con las que
recitamos tres mil poemas/
frotamos cientos de lenguas extrañas
lamimos incontables cuerpos
de todos los colores y apagamos
diez mil cigarros.
Dejando a nuestra madre tiritando
al lado nuestro, vestida de negro.
Un luto que arrastrará hasta
su propia despedida
adornada con flores de plástico/
Dejando un imán con almanaque sin usar
en la heladera/
Y harán negocio con nuestro ascenso:
el florista, el enterrador, el funebrero,
los empleados de la funeraria,
el psicólogo, la niñera, los choferes,
el vendedor de ataúdes,
el servidor del que le avisó a todos
por teléfono, las farmacias.
Mientras nosotros ascendemos por el túnel
iluminándonos con una linterna/
buscando el interruptor que pague la luz.
Al tiempo que la tierra rebota y hace huella
sobre la tapa de nuestro cajón.
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