martes, 22 de agosto de 2017
Mandrágora Brujah
Un lento resurgir de
mis ojos
un lento parpadeo
infecta el fuego de la luna y sangra por sus poros
el pánico se
escabulle por mis narices
-!Abrid las
compuertas !-dijo la mas vieja
-!Abrid la marcha
del tiempo!-dijo la mas joven
se deshace el alma
un galope de piernas
sobre los campos saturnales sobre el macho cabrio es transito de
palabras negras
hechizo detonado
sobre la tierra
los nigromantes dan
la causa mas antiguamente
son ancianos que han
formado el pentateuco
la ley toma rio de
voces
girar
girar,remolinos azufrados
el ángel se ha
rebelado en el origen del misterio
-Somos tus
hijas-dijeron todas -vestimos la carne mas negra untada con elixires
inmortales-
sed de pócimas
alejad la voz mañana
sobre los cuerpos la verdad se vuelve marca viril sobre las frentes
-!Sed para mi el
punto mas exacto de mis deseos-dijo el amo
ellos danzan se
elevan atraviesan la carne de la noche fornican con el vino
de la sangre de un niño
-!Dadme siglos
-exclamo la mas alta
-!Quiero el poder
del mundo y los confines de la tierra -dijo la mas baja
alaridos en una
poesía de vientos
música de los
abismos que tiene la llave del génesis mismo de la naturaleza
acallado lago de
salivas
en un golpeteo de
manos forja el silencio su cara mas cercana
se aquietan las
voces los cuerpos exangües ruedan sobre el lodo y echan la voluntad
sobre el horizonte de nieblas
el murmullo de un
ave ha descripto la partida y el amo ha desvanecido su presencia
cuando los latidos de la noche se han detenido
un resoplido viste
la mañana
una cruz de cenizas
ha desfigurado el rostro de la noche
todos han marchado y
el silencio deshoja la eternidad
lunes, 21 de agosto de 2017
Entrevista a Cristian J.Ambrosio por Mandrágora B.
Dentro de este
cementerio abandonado cuenta la historia de un escritor endemoniado
brujo demente un escritor que abre los infierno tan solo leer sus
historias transfiguradas de textos y hoy abriré después de tanto
tiempo el cementerio para que el salga y se presente entrevista a Cristian J.Ambrosio por Mandrágora Brujah
¿Cuándo y por qué comenzó tu relación con la literatura del terror y lo fantástico?
Bueno, antes que nada quiero agradecerte por esta oportunidad de expresar mis sentimientos en relación con la literatura, particularmente con el género del terror. Saludo a todos los integrantes de esta comunidad, de la que me enorgullece formar parte. Bien, respondiendo a la primera pregunta, mi acercamiento con los elementos de la cultura de lo fantástico, los mitos y el terror, acontece en mi temprana infancia, ya que mi madre, adepta a esa clase de literatura, me inició con relatos orales y lecturas, entre las que se cuentan fragmentos de La Odisea, La Iliada, mucho de Edgar Allan Poe, Stoker, entre otros. Además, veíamos mucho cine de terror, género fílmico también del agrado de mi madre. A partir de allí, se abrió ante mí un horizonte del que ya no podría (ni querría) apartar la mirada, aunque soy ávido lector de todo tipo de textos.
¿Quiénes son tus artistas o autores predilectos y cómo te influenciaron?
Abordando el tema de la escritura, diré que, salvo mi participación en algunos concursos menores, con ocasionales premios y menciones, me he dedicado a la misma más bien a la manera de un pasatiempo, sin plantearme la proyección a largo plazo de hacer de ello un modo de vida, no obstante lo cual me expreso a través de ese canal con suma satisfacción. Desconozco qué grado exacto de influencia han tenido mis lecturas sobre mi creación, pero entre mis autores predilectos puedo enumerar, sin duda, a Poe, King, Stoker, Mary Shelley, Brian Lumley, Arthur Machen, Algernon Blackwood, William Hodgson, Clive Barker, Horace Walpole, Abraham Merritt, Robert Bloch, Ramsey Campbell, Robert Howard y, en el centro, como núcleo de muchos de los escritores que mencioné, Howard Phillips Lovecraft, autor por el que siento especial atracción, y en el cual pienso inevitablemente a la hora de tratar el tema del terror como género literario, ya que Lovecraft se atrevió a trascender, quebrando moldes propios de su época y animándose a ser original, aun a costas de no ser, digamos, vendible en su tiempo, en una sociedad que desde tiempos inmemoriales antepone el precio a los valores, y considera más importante ganar dinero que intentar encontrar momentos de realización personal. Puedo afirmar que al momento de escribir, orientado a temáticas de terror, mi creatividad se dirige a fuentes de estilo gótico y clásico, aunque el derrotero que, consciente o inconscientemente, marcó Lovecraft, me guía potencialmente. Creo que aún no hemos comprendido la magnitud del aporte, no sólo a la literatura, sino a la cultura contemporánea en general, que la pluma del escritor de Providence ha legado, y que persistirá, ramificándose, en el tiempo.
Para crear una buena historia de terror, ¿cuáles serían para vos los elementos fundamentales?
Con respecto a la creación, habría que partir de un punto clave. La
literatura de terror, y más cerca en el tiempo, el cine de dicho género,
son herramientas culturales mediante las cuales la sociedad elabora un
proceso de enfrentamiento, por medio de la sublimación, de sus miedos
más grandes. Se invocan profundos mecanismos mentales, de la misma
manera que antiguamente lo hacían los mitos, mediante los que se plasman
arquetipos que están asociados a nuestros temores más atávicos, como la
oscuridad, lo desconocido, la soledad, y varios otros temas
recurrentes. Dependiendo del gusto personal a la hora de hilvanar una
historia, cada quien preferirá argumentos y condimentos de la más
variada naturaleza artística, pero creo que en ninguna historia podrá
faltar el factor de ruptura, ese que nos pone cara a cara con la
manifestación de la disolución de una realidad de la cual nos sentimos
parte, porque el miedo debe ser, ante todo, el planteo de una situación
límite, esa que nos lleva a pensarnos como seres finitos, débiles y
temporales, frente a un universo infinito, implacable, y al que no
parece importarle el acontecer de nuestra mortal realidad. De manera que
la estructura del terror, debe ser, ante todo, sorpresa, es decir, lo
que llega imprevistamente, y devastación de la realidad, la oposición de
fuerzas supremas, indiferentes y despiadadas, contra la fragilidad que
busca aferrarse a un endeble hilo, mientras pende sobre un inexorable
abismo, más aterrador porque es el vacío que espera, sin inmutarse, la
caída, que acabará ocurriendo, como prueba irrefutable del triunfo de la
muerte y el silencio sobre la bulliciosa vida, tan confiada y tan
efímera.
Un tema que no puedo dejar de mencionar, de manera lateral, es que el terror puede surgir dentro de cualquier género literario, y ahí reside su naturaleza sorpresiva, puesto que de repente ocurre algo que pone en alerta secretos mecanismos de nuestra mente, que no son sino dispositivos de defensa que nuestro cerebro posee ante la posibilidad de peligro. Actualmente, estoy finalizando la relectura de «El proceso», de Franz Kafka, y creo que domina como pocos los climas opresivos, poniéndonos en constante situación de indefensión ante invisibles y poderosos peligros.
Un tema que no puedo dejar de mencionar, de manera lateral, es que el terror puede surgir dentro de cualquier género literario, y ahí reside su naturaleza sorpresiva, puesto que de repente ocurre algo que pone en alerta secretos mecanismos de nuestra mente, que no son sino dispositivos de defensa que nuestro cerebro posee ante la posibilidad de peligro. Actualmente, estoy finalizando la relectura de «El proceso», de Franz Kafka, y creo que domina como pocos los climas opresivos, poniéndonos en constante situación de indefensión ante invisibles y poderosos peligros.
Stephen King habla de varios items para generar el terror y el suspenso, ¿cuáles son los items en tus historias?
La creación, como anticipaba en anteriores puntos, depende sustancialmente de generar sorpresa, lo cual implica que ante todo, sea uno el sorprendido, tanto por la idea generadora como por el propio proceso de creación.; Creo que pueden existir estilos, escuelas, por así decirlo, y también me parecen acertados los consejos de King, porque aboga por la expresión personal, subjetiva. Por esa misma razón, descreo de los manuales, decálogos, guías, o todo aquello que implique el establecimiento de un trazado a seguir, un modelo de cómo escribir. A menos que uno escriba por pedido, motivo que tampoco debe condicionar necesariamente nuestra metodología de trabajo, la creación es un acto subjetivo situado en tiempo y espacio, por lo tanto, es posible que incluso un mismo autor produzca obras disímiles.Mis creaciones han tomado, asimismo, la forma de mis emociones momentáneas, ya que me ha ocurrido concebir ideas para una historia en momentos en los que me hallaba totalmente alejado de las herramientas necesarias para registrarla, por lo que he debido retener dicha idea hasta poder articularla, y a veces, el paso de las horas ha provocado que la idea perdiera fuerza hasta que considerara descartarla de plano; En general, me ciño mucho más a la frase que alguna vez se le atribuyera a Oscar Wilde, sobre, justamente, preceptos a la hora de la creación literaria: «no existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo.»
¿Cómo ves las transformaciones que se fueron dando en el arte del terror en Latinoamérica y si hay una diferencia al de otro continente cuales serian?
En general, los elementos de nuestro folclore latinoamericano han sabido respetar tradiciones, y en eso, más que diferir, creo que todos los continentes comparten dicha característica, ya que todos los escritores depositan su carga cultural latente; El terror, mucho más que cualquier otro género literario, es un fiel depositario de la identidad y la tradición de un determinado lugar, ya que remite, generalmente, a los mitos locales, a creencias que han forjado la cultura, siendo muchas veces la manera que tenían los habitantes primitivos de explicar fenómenos para cuyo entendimiento aún no disponían de otra ciencia que la imaginación. Latinoamérica ha ensamblado estas leyendas con elementos de la modernidad de manera impecable, dando incluso origen a la aparición del realismo mágico, combinando elementos y creando nuevas atmósferas de expresión, con el mismo hilo conductor de aquellas leyendas que se contaban alrededor de una fogata, o en expediciones por terrenos que fueron poblándose poco a poco, conquistando el hombre, a la vez que nuevas tierras, nuevos horizontes en los que los miedos iban teniendo más elementos para ser comprendidos, pero abrían las puertas a nuevos abismos.
¿Qué te parece que debe tener preponderancia para crear una buena historia, el lenguaje o la temática, y si alguna vez el cine adaptara una historia tuya, ¿cómo tendría que ser?
Una buena historia siempre es un equilibrio entre esos recursos: la originalidad de la idea germinal y la forma en que se la transporta al formato físico. Sigo sosteniendo que no hay claves inamovibles. Cada autor debe estar, por sobre todas las cosas, convencido de estar conforme con su obra.; Si antes de valorarse sale en busca de una crítica favorable, está perdido, porque se ha traicionado a sí mismo.Todos podemos ser críticos de cualquier obra, eso es fácil.; Lo que no podemos es creer que nuestra creación debe estar supeditada a factores ajenos a dicho fenómeno. Si emprendemos el proceso de forjar una concepción surgida de lo más íntimo de nuestra potencia intelectual, lo mínimo que nos debemos a nosotros mismos es respeto y amor propio. Lo demás, es debate sobre mercadotecnia y capitalismo.
¿Qué pensás sobre las adaptaciones que hace el cine en los autores del género de terror?
Respecto a las adaptaciones de obras literarias al cine, no hay que perder de vista que se trata de dos artes distintos, cada uno con sus herramientas, claves y códigos propios.; Es verdad que se emplea como recurso la existencia precedente de un libro, al cual se cita como obra inspiradora, pero el resultado final no será otro que la visión que el director de la película, así como todos involucrados en la producción cinematográfica, tuvieron acerca del escrito en particular. Nuestra lectura puede diferir, incluso el cine emplea a menudo herramientas visuales que necesitan la transformación de ciertos pasajes, o quizá el cineasta quiera poner de manifiesto su particular reelaboración de la obra, de acuerdo con su propia crítica, sumada a los elementos que utilizará para tal fin. De cualquier modo, pese a saber que existe una obra sobre la que se apoya determinada película, sería bueno asistir a su proyección libres de toda expectativa, yendo al encuentro de una concepción aislada, tan similar al libro como dos obras de la misma temática podrían serlo. A veces, puede resultar muy útil esto de vivir cada experiencia en su propio campo. Si cediera mis derechos al cine sobre una obra de mi autoría, precisamente los dejaría en total libertad de darle la forma que más les plazca.; Los lectores no han dejado de leer por la mala crítica de una película, y viceversa con los fanáticos del llamado séptimo arte, en relación con las críticas literarias.
¿Por qué pensás que se genera tanta discriminación sobre el género del terror?
La verdad es que no creo que exista una discriminación sobre el género del terror.; Antes bien, como ya dije antes, las sociedades recurren habitualmente a esta rama del arte como medio de proyectar sus temores y liberarse de ellos.; Es quizá una de las formas de expresión más liberadoras, por cuanto encarna nuestras más elementales batallas interiores, plasmando la resolución y a la vez la resistencia que nuestra mente opone al planteamiento de los conflictos que nuestros miedos proponen. Es, incluso, un género que no pierde vigencia, sino que continuamente evoluciona y se reinventa, justamente porque absorbe las claves que, como sociedad, requerimos para enfrentar las mil caras que adoptan nuestros camaleónicos demonios interiores.
Si
una noche al volver a tu casa se corta la luz, y de pronto cuando
encendés una vela te topás con todos tus monstruos y seres de tus libros
¿qué les dirías?
Si me topo con mis propias criaturas, las sigo y trato de ver por qué me buscan.; A menudo, mis pesadillas han sido fuente de gran cantidad de material creativo, y mi sensación al despertar ha sido, a pesar de lo fuerte de ciertas imágenes, totalmente satisfactoria y, repito, de liberación, al haber sublimado vaya mi mente a saber qué miedos del mundo consciente, almacenados en el desván del subconsciente.
¿Por qué pensás que en estos últimos tiempos hubo un crecimiento en la temática del zombie devorador de cuerpos humanos y disminuyendo el del zombie que venía del Vudú?
La temática zombie, creo que obedece a un cambio de paradigmas en la generalidad de la cosmovisión. Hoy, pese a que sobreviven aún supersticiones muy antiguas, también es verdad que el público necesita que la literatura renueve sus contenidos, por lo que, aunque muchas personas aún temen a la magia negra, al Vudú y a similares prácticas, o sistemas de creencias, la mayoría de los lectores comprende ya los efectos que los experimentos genéticos y la contaminación pueden provocar sobre la vida, por lo que las problemáticas modernas circulan en torno a posibles epidemias, verdadero monstruo que subyace bajo la fachada del zombie, hoy convertido en portador de infecciones virales, casi siempre producto de mega corporaciones, otra de las temáticas ocultas en la actual reversión de este tópico, que tampoco se originó con la gesta de la temática de la religión vudú, sino que es posible rastrear sus orígenes hasta el período gótico, etapa rica en historias de muertos que vuelven a la vida, quizá como respuesta tardía a la enormidad de cultos religiosos que, desde los orígenes de la sociedad organizada y culta, sacralizaron la resurrección de la carne como máxima expresión de la promesa de ganarle al más grande de los miedos del hombre, que es la muerte género que nos ocupa es quizá el más versátil, por cuanto surge de una necesidad intrínseca en función de la cual el ser humano se explica a sí mismo y se combate, ya que, en definitiva, todas las emociones y los sentimientos se encuentran en nuestra mente.
¿Como ves la irrupción de los canales de YouTube con sus temáticas de terror que van desde lo realista hasta lo bizarro ?
Es
interesante la amplia variedad de propuestas que se abren en este
panorama informático, dado que, bien utilizada, la Internet es una muy
compleja biblioteca a la vez que una enorme vidriera hacia el mundo, a
través de la cual observamos, pero también somos observados.; En este
nuevo orden de cosas, es sumamente aprovechable esta generosa oferta,
donde todos los recursos están a nuestro alcance, tanto a la hora de
disfrutar del arte como de exponer nuestras creaciones.; Los nuevos
tiempos nos exigen siempre adaptación, y creo que esto no deja de
encuadrar en el darwinisno, en este caso a nivel intelectual, donde todo
es un juego de aprendizaje y asimilación, a la vez que se trata de
aprovechar la multiplicidad de oportunidades en el campo de los recursos
gráficos.
¿Qué opinas sobre la evolución del género fantástico desde el siglo XVIII hasta la actualidad, y desde que punto se empezó a crecer el uso de elementos gore?
El género fantástico ha discurrido por caminos mucho más serenos que los del terror, ya que sus elementos, si bien se ramifican hasta nuestros días, han permanecido bastante apegados a sus raíces, sin mudar demasiado de las concepciones medievales, con sus mismos códigos y recursos. De hecho, las actuales realizaciones, tanto literarias como televisivas y cinematográficas que se expresan dentro del género de la fantasía, hoy más que nunca recogen tramas medievalistas, o lisa y llanamente de cuentos de hadas, elemento tomado de los cuentos maravillosos, con los que ha acabado por fusionarse.; Y creo que es un fenómeno sobre el que también operan fuertes arquetipos mentales, a través de los cuales nos acercamos como sociedad a la fantasía de explorar la eterna juventud, contraposición necesaria al triunfo de la muerte producido en la estructura de los escritos de terror. La temática está, en nuestro tiempo, más que nunca volcada a un público mayoritariamente juvenil, con guiños a los veteranos lectores de los clásicos. Por su parte, el gore es, rotundamente, la radicalización de la fuerza de impacto que, en ciertas ocasiones, ha ido perdiéndose en el terror tradicional, donde, como ocurrió con los zombies, ya no asusta tanto lo sobrenatural, como la propia realidad en que estamos cotidianamente inmersos, donde los horrores reales de la guerra, la violencia y las enfermedades, sumado a un alto grado de crueldad general, han acabado por destronar a los vampiros y las vetustas momias, constituyendo la natural deconstrucción de toda esa sangre que, simbólicamente, llevaba siglos vertiéndose, pero cuyo cauce se evitaba mostrar abiertamente, y la poesía velaba las imágenes detrás de la metáfora o las elaboradas palabras. Hoy, la era de las imágenes viste de sangre los textos que ayer sólo insinuaban, y la propia sociedad provee de un flujo constante de material fresco y vaporoso de vísceras y realidad descarnada, salteando el proceso literario y consumiéndolo todo al pie, literalmente, del matadero, por lo cual, la creación artística obedece en parte a esa demanda, proveyendo dosis recargadas de esa liturgia sangrienta, sobre cuyos altares quema la modernidad viejos inciensos. Mi opinión es que, más allá de las consideraciones, el someter la creación al escrutinio de la crítica ortodoxa, ya no es viable. Principalmente, porque nos hemos liberado bastante de los cánones considerados inamovibles, pese a que aún tiene gran preponderancia en el mundo del arte la visión académica y el filtro de los conservadores, cuyos tentáculos, antaño largos y poderosos, hoy sólo ciñen a una porción de la sociedad más bien un tanto retrógrada. Ya no se puede hablar con tanta autoridad de subgéneros, puesto que el arte es hoy una concepción más libre de encasillamientos y prejuicios, dentro de cuya definición hay un espacio en constante crecimiento, para abarcar más y más formas de expresión, reivindicando muchas veces las gestas que, precisamente como en el caso del arte orientado al terror, vienen desarrollándose de manera innegable con inocultable firmeza y convicción en su claro concepto.
El empleo de temas medievales, o de mitologías antiguas, como ya mencioné, marca la continuidad de un concepto fuerte, que representa la necesidad de un vehículo de expresión para esa necesidad que tenemos de pensamiento mágico, círculo en el que discurren no sólo las creaciones artísticas, sino los cultos religiosos que aún prevalecen, como símbolos de una cultura que está forjándose continuamente sobre sus propios restos, fugaces escenas del alcance de una cosmovisión que, pese a que se adentró demasiado en el laberinto de los desafíos de la vorágine evolutiva, aun necesita aferrarse a ese cordón de Ariadna, fiel imagen de un pasado que siempre será el basamento ideológico de todo el porvenir, escalones necesarios para la comprensión de nuevos métodos de explicar y entender todo que vamos desarrollando a medida que avanzamos en el tiempo y nos volvemos escalones vivos a través de los cuales asciende nuestra propia especie.
Los cómics son una conjunción muy bien lograda del arte pictórico y la literatura. Su forma de expresión tiene la versatilidad de que suele carecer el cine, por una cuestión de patrones de tiempo y velocidad a los que debe ceñirse la puesta en escena de un film, y, dependiendo de quién escriba el guión, tiene la ventaja de contar con la potencia argumental de la idea concreta, precisa, continua, en un ritmo preciso y controlado, con amplias posibilidades de desarrollo. Los arquetipos modernos nos han demostrado que, desde la antigüedad, venimos planteando continuamente los mismos argumentos de luchas antagónicas, con caracteres marcados, a veces más desdibujados, a veces completamente evidentes, pero siempre necesitando demarcar la descarga que supone culpar de todos los males al villano, al malvado, en contraposición de justicia ejercida por obra del héroe. Tal dualidad es la concisa definición de nuestra vida, donde a veces somos vehículos del mal y otras lo somos del bien, cuando realmente esas realidades proceden de nuestro accionar, y no de esferas lejanas, o ajenas a nuestro sentir. La última parte, para evitar la redundancia: "cuando concretamente esas realidades proceden de nuestro accionar, y no de esferas lejanas, o ajenas a nuestro sentir."
El género fantástico ha discurrido por caminos mucho serenos que los del terror, ya que sus elementos, si bien se ramifican hasta nuestros días, han permanecido bastante apegados a sus raíces, sin mudar demasiado de las concepciones medievales, con sus mismos códigos y recursos. De hecho, las actuales realizaciones, tanto literarias como televisivas y cinematográficas que se expresan dentro del género de la fantasía, hoy más que nunca recogen tramas medievalistas, o lisa y llanamente de cuentos de hadas, elemento tomado de los cuentos maravillosos, con los que ha acabado por fusionarse; Y creo que es un fenómeno sobre el que también operan fuertes arquetipos mentales, a través de los cuales nos acercamos como sociedad a la fantasía de explorar la eterna juventud, contraposición necesaria al triunfo de la muerte producido en la estructura de los escritos de terror.La temática está, en nuestro tiempo, más que nunca volcada a un público mayoritariamente juvenil, con guiños a los veteranos lectores de los clásicos. Por su parte, el gore es, rotundamente, la radicalización de la fuerza de impacto que, en ciertas ocasiones, ha ido perdiéndose en el terror tradicional, donde, como ocurrió con los zombies, ya no asusta tanto lo sobrenatural, como la propia realidad en que estamos cotidianamente inmersos, donde los horrores reales de la guerra, la violencia y las enfermedades, sumado a un alto grado de crueldad general, han acabado por destronar a los vampiros y las vetustas momias, constituyendo la natural deconstrucción de toda esa sangre que, simbólicamente, llevaba siglos vertiéndose, pero cuyo cauce se evitaba mostrar abiertamente, y la poesía velaba las imágenes detrás de la metáfora o las elaboradas palabras. Hoy, la era de las imágenes viste de sangre los textos que ayer sólo insinuaban, y la propia sociedad provee de un flujo constante de material fresco y vaporoso de vísceras y realidad descarnada, salteando el proceso literario y consumiéndolo todo al pie, literalmente, del matadero, por lo cual, la creación artística obedece en parte a esa demanda, proveyendo dosis recargadas de esa liturgia sangrienta, sobre cuyos altares quema la modernidad viejos inciensos. Mi opinión es que, más allá de las consideraciones, el someter la creación al escrutinio de la crítica ortodoxa, ya no es viable. Principalmente, porque nos hemos liberado bastante de los cánones considerados inamovibles, pese a que aún tiene gran preponderancia en el mundo del arte la visión académica y el filtro de los conservadores, cuyos tentáculos, antaño largos y poderosos, hoy sólo ciñen a una porción de la sociedad más bien un tanto retrógrada. Ya no se puede hablar con tanta autoridad de subgéneros, puesto que el arte es hoy una concepción más libre de encasillamientos y prejuicios, dentro de cuya definición hay un espacio en constante crecimiento, para abarcar más y más formas de expresión, reivindicando muchas veces las gestas que, precisamente como en el caso del arte orientado al terror, vienen desarrollándose de manera innegable con inocultable firmeza y convicción en su claro concepto.
Me gustaría si podes ser un poquito mas especifico con tu respuesta en esta pregunta ¿Que pensás sobre ciertas características en los personajes del cómic como el Guason y otros que tanta gente adapta y toma como referente para eventos de terror ej La marcha zombi ? ¿porque pensás que creció tanto estas actividades ?
Con el Guasón o Joker, se produjo el fenómeno de la explotación de un arquetipo, pasando a integrar el sitio que desde antaño está poblado por miles de vampiros, incontables Jekylls y Hydes, zombies y demás figuras reproducidas hasta el hartazgo. Encarnan en sí mismas la función de modelos, fundando un papel que, quizás, estaba vacante, o no había sido debidamente aprovechado, y se proyectan al futuro. El Guasón, exponente en gran medida de la irracionalidad, ha sido considerado, antagónicamente, un modelo de genialidad, tal vez desde el absurdo. Básicamente, se ha rendido culto a su versatilidad como villano impredecible, y creo que ahí radica su principal factor de éxito, ya que lo convierte en un personaje infinito, de posibilidades plásticas que exceden toda dimensión. Sobre cómics, al no ser una fuente en la que haya abrevado demasiado, poco más es lo que puedo decir, pero sí considero que es un arte sumamente apasionante, que ha aportado mucho a la cultura, y la propia literatura moderna ha tomado de ese universo incontables factores, que hoy por hoy son del entero dominio de la cultura general.
¿Como escritor cuales son las necesidades y problematicas que se te plantean ?
Una
necesidad que inmediatamente siempre me surge al momento de escribir,
es disponer de tiempo suficiente para dedicarle en exclusiva a la
creación, ya que, si bien he logrado articular textos en medio de mis
actividades cotidianas, muy diferente es el resultado, y mucho más
satisfactorio, si surge de un tiempo expresamente reservado para tal
fin. Creo que debe ser un problema en común con todos los que no somos
escritores de tiempo completo. Por otra parte, la metodología de trabajo
que no se ajusta a un margen espacio - tiempo, ofrece, si bien se mira,
la ventaja de la libertad, ya que uno desarrolla cualquier
emprendimiento artístico al respecto primeramente orientado a la
autosatisfacción, y luego, quizás esté listo para mostrar nuestra obra a
terceros. En cualquier caso, si escribir me plantea alguna
problemática, generalmente no suele ir demasiado lejos, porque, o bien
la resuelvo, o abandono rotundamente el proyecto. En lo personal, creo
que si me propongo escribir, lograré, la mayoría de las veces, cumplir
con mis objetivos personales, y, en definitiva, el solo hecho de pensar
en elaborar un texto me predispone muy bien, y nunca me ha generado
conflictos, ni dentro ni fuera del desenvolvimiento la estructura de
creación.
¿Que pensas acerca de la simbologia que a veces
algunos lectores o tambien criticos encuentran en algunas obras te
parece que es casual o no ?
Depende. Yo creo que hay simbología que no está para nada de manera casual dentro de ciertas obras, aunque tampoco por las razones que muchos creerían. Es decir, muchas veces se ha aludido a la demonología, al ocultismo, a muchos símbolos místicos y claves esotéricas, pero en la mayoría de tales casos sólo ha sido o bien a manera de investigación en combinación con un argumento de ficción, o bien una provocación directa, ya que esa es una de las más usadas estrategias de promoción, lograr la popularidad a través de la polémica. Claro que, leyendo entre líneas, también es posible sondear los motivos ocultos que ciertos autores han tenido al elaborar una obra que en principio parecía no ir más allá que otras de su tipo. La simbología siempre nos va a llamar la atención, siempre nos va a gustar, porque es el idioma de la mente, es la expresión de los sueños, es la pura semiótica de las claves más ocultas. Las
¿Como ves el futuro del genero ?
El futuro del género seguirá expandiendo sus límites, siempre desde su exploración de nuestros miedos. Que desaparezca el género podría significar dos cosas: que nos volvimos una sociedad insensible, al extremo de no temerle a nada, lo cual es totalmente improbable, o que nos sumimos en una depresión tan grande que ni siquiera apelamos al recurso de sublimar nuestros dolores mediante el arte. Cualquiera de los dos supuestos nos sitúa ante una perspectiva de extinción, de abandono de nuestros objetivos como especie, lo cual no dejaría de ser un excelente argumento para una narración de terror o fantasía, si se la estructura debidamente.
¿Pensas que dentro del
terror como genero hay algun tipo de limite o puede ser mas amplio ?
(Ej. la pelicula Las Hurdes de Buñel que los criticos la consideran una
pelicula dentro del genero fantastico y horror puse esa como ejemplo
pero puede ser otras )?
Los límites no deben existir a la hora de crear, porque todo límite es la natural demarcación de jurisdicciones que impiden el paso, por lo tanto, uno sabrá hasta dónde puede avanzar sin que lo detenga la sociedad, mediante la ley o mediante la censura. Pero si un artista del género terror considerara que hay que demarcar límites antes de empezar a crear, ya empezaría, como mínimo, mal encarado, porque si algo caracteriza a este tipo de arte es la capacidad de sorprender, de no avisar por qué derroteros transitará, o qué elementos o tópicos evitará abordar, porque eso equivaldría a revelar gran parte del efecto que se busca conseguir. Aquí conviene una pequeña digresión, y es que el factor sorpresa lo comparte con el género del humor, donde lo más importante siempre es el remate final, además del nudo de la historia, que cumple la función de manipular al espectador para optimizar y capitalizar así la capacidad de asombro del mismo.
Con respecto a la amplitud de criterios, depende mucho de quien produzca determinadas obras y también de quienes las consumen. Muchas veces entra en juego el factor de la oferta demanda, y el terror explora horizontes menos frecuentes, a veces desde su hermana la fantasía, y no está mal. Siempre hay publico para las variantes. No deja de ser un juego de expectativas, de jugar con las reacciones y con la propia versatilidad de la creación. Pero repito, los festivales, los premios, las listas de best sellers, o cualquier otro ranking o reunión en nombre de cualquier tipo de arte, poco tienen que ver, paradójicamente, con el arte en sí, ya que sólo es el escaparate para promocionar la oferta de bienes comerciales, y nada aporta, más que promoción paga, a la creación. Las grandes obras de la humanidad han carecido, así como sus autores en su tiempo, de toda esa pompa, lo cual no le ha hecho mella a su trascendencia. Por el contrario, multipremiados y súper vendidos volúmenes de literatura moderna no han logrado ser retenidas en la memoria popular durante demasiado tiempo, antes de perderse en la nebulosa de la similitud con miles de su misma clase.
Para gente que no conoce del tema pero que quiere incursionar en el genero literario tanto lector como escritor ¿que consejo o sugerencias les darias para comenzar?
El mejor consejo que se le puede dar a cualquier aspirante a escritor, o a cualquier persona en general, es que antes sean muy buenos lectores. En similar escala de ítems a tener en cuenta, estaría viajar. Pero quien no pueda ambas cosas, que acceda a la literatura (si el caso fuera a la inversa, no creo necesario aclarar que quien puede viajar, puede leer, o puede conseguir que le lean en caso de estar físicamente imposibilitado). Después de eso, todo depende de la capacidad creativa, la voluntad y, sobre todas las cosas, la disponibilidad de tiempo.
Si la excusa es que tememos al fracaso, no olvidemos que las vidas de los mejores autores de terror han estado signadas por la decadencia, el vicio, las enfermedades físicas y mentales, y el fracaso en general, y sin embargo sus ansias de elaborar inmortales clásicos no declinaron, incluso, en la mayoría de los casos, sin siquiera sospechar que su obra iba a sobrevivirlos y a eternizar sus nombres en el cielo de los artistas claves de la humanidad.
Bueno, el placer ha sido mío, y aquí estaré cada vez que me requieran. No dejen de leer, no dejen de imaginar mundos y no dejen de vivir en ellos. La mente puede transportarnos hasta donde decidamos, y la clave del éxito a la hora de disfrutar de este género, tanto creándolo como consumiéndolo, es evadirnos de la cotidianeidad y sumergirnos en lo más oscuro de nuestros pensamientos, de nuestra imaginación. Ahí, en ese rincón sombrío que no nos atrevemos a explorar, agazapado en las tinieblas, se encuentra esperándonos la criatura más misteriosa y difícil de observar: nuestro verdadero yo interior, sin ninguna de todas las máscaras externas... Sólo unos pocos valientes logran adentrarse tan lejos y sostener la desnuda mirada de ese ser. Espero encontrarlos a todos ahí, algún día. Hasta entonces
Sergio Albarracin
Morbosidad que me exita y reposa en los muslos cabernosos de la infecciòn/miedo a mi paciencia ...a mis temores/sacrificio a los perros de la clandestinidad/es el demonio
de la carne que solo habla de espejismos/ y mi yo que se exibe detras del juego perverso/
acosando a esta vida...amarga verguenza
jueves, 17 de agosto de 2017
Carlos Enrique Saldivar
EN LA PALMA DE UNA MANO ABIERTA
No
dispongo de mucho tiempo, así que contaré esta historia de una
manera brusca, como decían siempre mis hermanas al referirse a sus
alicaídas citas en las que siempre las choteaban por intolerables.
Yo, siendo hombre, soy más amable que ellas, de modo que no entiendo
por qué debo desaparecer de la faz de la Tierra. ¿Por qué a mis
veintiún años tengo que alejarme de mi amado lugar de origen a esta
velocidad vertiginosa que poco a poco desgarra mi cuerpo y desintegra
mi conciencia? Ya pronto no quedará nada de mí, por lo que
expulsaré estas palabras en tanto mi mente lo resista, y si alguien
logra captar mi mensaje espero que pueda creerlo y advierta al mundo
de este indecible horror, retratado mediante el alucinante y macabro
hecho al que voy a referirme.
Yo
fui el primero en observar el fenómeno, estoy convencido, pues nunca
nadie habló de ello, ni mis amigos, vecinos, ni mi familia. No lo
mencionaron en los noticieros, ni fue escuchado por la radio, pero
sucedió, sé que sucedió, de eso no cabe duda, porque yo no sería
el único que contemplaría aquello.
Cuando lo miré por primera vez, yo estaba en mi casa. Mi residencia
es grande, tiene tres plantas. La última es una gran azotea donde a
veces hacía travesuras con mi linda enamorada Bianca. Fue en una de
esas noches de orgasmo frenético a la luz de la luna, cuando
reposaba satisfecho sobre mi manta celeste y el aire rozaba con
suavidad mis mejillas. Bianca ya se había ido después de hacerme
dichoso. Me daba flojera vestirme y bajar a mi cuarto. Aún estaba
decidiendo qué hacer, cuando eso
pasó a gran velocidad por el cielo. Pensé al principio que se
trataba de un cometa, pues poseía cabeza y cola, además dejaba tras
de sí una gran línea de fuego amarillo fosforescente. De pie, en mi
azotea, lo contemplé largo rato hasta que desapareció tras los
cerros. Su tránsito duró aproximadamente dos minutos, eso demoró
lo que vi. Me entraron deseos de coger un taxi y llegar hasta el
lugar donde el cometita
descendió, pero no había pruebas de que lo hiciera. Cuando lo
observé, avanzaba en línea recta y tal parece que siguió de largo
a través del planeta, como si estuviera de paseo por el mismo. Eso,
en definitiva, no había bajado. Me vinieron a la mente las locas
historias que había oído acerca de ovnis que se estrellan contra la
Tierra, o sobre meteoros que traen consigo extraños seres de otros
mundos, como abominables bacterias o virus indestructibles. Incluso
recordé una oscura historia sobre ángeles caídos que encallaban en
nuestro planeta, provenientes de otros planos de existencia y que
sobrevivían para luego tomar forma humana, aniquilar gente y cometer
estragos por donde pasaran. Esas historias eran solo ficción, así
que no me preocupé mucho por lo que fuera aquella
cosa.
Pero eso sí, en la noche tuve un sueño muy pesado, en mi
inconsciente se retrataba la figura de un gran puño cerrado que me
golpeaba con saña el rostro, luego se abría dejando ver sus
horribles dedos puntiagudos que atravesaban mi cuerpo y me arrancaban
las entrañas.
No
conté a nadie lo ocurrido atribuyéndolo a una fantasía de mi noche
de desnudez total en la azotea, donde la pasión atrevida de Bianca
me hizo ver estrellas desmoronándose en el cielo, en puntos donde
seguro no había nada. Me sentí muy triste en los siguientes seis
días porque a mi linda y pegajosa novia se la había tragado la
tierra, eso pensé en el momento (ironías de la vida, ella no entró
a tierra, fue al revés, ya hablaré de ello). No tuve noticias suyas
y eso me preocupó. No pude ubicarla en su casa. Sus padres me
dijeron que la última noche que la habían visto salió furibunda a
la calle diciendo que ya no quería saber nada de ellos. Pensaban que
se había fugado con alguien (con cualquiera que no fuese yo), ella
tenía esa personalidad: impredecible. En fin, se especuló un
sinnúmero de cosas. Bianca estudió conmigo en el mismo colegio, sus
papás no querían que tuviera enamorado, de modo que no me atreví a
decirles que esa noche la pasó a mi lado hasta muy tarde y que de un
momento a otro se había ¿evaporado? Callé, pues además creí la
historia de que ella me había abandonado yéndose a vivir lejos con
otro tipo, ya que esa vida de libertad que tanto anhelaba nunca se la
hubiera podido ofrecer yo que, a pesar de mi gallarda imagen, no era
solvente en lo económico. Me lo creí. Pobre de mí. Aunque recordé
el incidente del cometa y me dije que a lo mejor quedaba otra
posibilidad: que algo malo le hubiera pasado.
A
los siete días aquello
reapareció. Sobrevoló el cielo frente a mi casa y lo vi por la
ventana. Avisé a mis dos hermanas menores y ellas también lo
vieron. Mi madre se acercó tímidamente a la ventana y afirmó con
la cabeza sonriendo, «un avión», dijo. Mis hermanas intentaban
describir aquello, pero no podían; en definitiva no era un avión,
parecía más bien una estrella fugaz, un meteorito, un cometa. ¡Sí!
Podía serlo, tenía cola y cabeza, aunque de estas parecían brotar
puntas de fuego. El fenómeno siguió casi cuarenta segundos, después
a gran velocidad el bólido desapareció tras un enorme cerro. El
distrito donde yo vivía estaba rodeado por cerros que limitaban con
la provincia. Mi madre y mis hermanas no hicieron comentarios sobre
eso.
¿Acaso el único con sentido común era yo? ¿Qué diablos era
aquella cosa? Si a nadie le importaba, yo intentaría discernir y
develar el misterio.
Esa
noche acudí a la casa de mi amigo «Boca de fierro», así le decía
porque usaba brackets
que le quedaban chistosos en su cara de ratón campestre. Me dijeron
que desde la mañana no había noticias de él, cuando en cierto
momento empezó a gritar como loco por toda su casa que
había visto algo en el cielo.
Salió de prisa a la calle para poder mirarlo mejor. Dijo que
regresaría pronto. Desde ahí no se le ha vuelto a ver. Al parecer
tomó un taxi y se fue quién sabe adónde. ¿A perseguir aquello?
El caso es que no supe de él más.
A
las dos semanas volví a contemplar a ese espectro surcando los
aires, dejando tras de sí aquella tenebrosa estela de fuego amarilla
como un láser disparado desde algún cañón escondido en algún
cerro cercano a la región. Yo salía de un restaurante, tras cenar
comida china con mi padre y mi tío. Ellos proyectaban ir a tomar
algo más cerca de ahí. Mi padre al final decidió que volviéramos
a casa pues mi madre renegaría si nos tardábamos, además él tenía
que laborar temprano. Papá trabajaba revisando estructuras de casas
deshabitadas. Aquello
pasó ante nuestros ojos a dos cuadras de mi casa, estaba al otro
extremo de nosotros, en el cielo. Nos dejó atónitos. Mi tío
Josemiki dijo que sus compañeros de chamba se quedarían
estupefactos cuando les contara la experiencia y qué pena que no
tuviera una cámara de video a la mano. Mi papá, en cambio, no
parecía entender la naturaleza del fenómeno. No era persona muy
brillante y pensó que era un simple avión. Mi tío Josemiki se
quedó a dormir aquella noche en mi casa y me contó un escalofriante
relato acerca de una detestable criatura con la que mi familia estaba
relacionada: un demonio de gigantescas proporciones que vivía muy
arriba, a miles de kilómetros, en algún lugar del firmamento. Yo
siempre creí que la bóveda del cielo sólo guardaba en su seno
cosas bellas, pero lo cierto es que también era la cuna de grandes
abominaciones. Mi tío me dijo que un ancestro nuestro en la época
preincaica, la de los grandes guerreros, peleó contra el monstruo y
le rebanó una mano a la altura de la muñeca. Luego, con sus poderes
de semidiós, lo envió a una cárcel en el espacio. La mano, cuyo
color era una curiosa mezcla de un extraño fondo rojo con líneas
amarillas, desapareció inexplicablemente de la sala de trofeos de
combate en un palacio sagrado y se decía que de cuando en cuando
descendía a la tierra para capturar a los familiares y seres
queridos de nuestro antepasado. El fenómeno sucedía de forma muy
esporádica, por decir: ocho o nueves veces seguidas cada cien años.
Ocurriría hasta que no quedaran ya descendientes de aquel guerrero.
La mano en forma de meteoro aparecía como por un acto de magia
diabólico, tomaba a la persona a gran velocidad y, aunque esta se
hallara dentro de una casa, se la llevaba con todo y vivienda, la
atrapaba entre sus dientes, que tenían figura de dedos,
conduciéndola hasta el lugar donde descansaba el horrendo leviatán,
el cual se mantenía vivo devorando con lentitud a las infortunadas
víctimas que felizmente no sufrían el martirio, pues al llegar a
aquel sitio perdido en el cielo ya estaban muertas.
«Nadie
puede soportar la catastrófica presión del espacio exterior. Nadie
soporta la caída de mundos inconcebibles sobre su cabeza», decía
mi tío.
Esa
noche el tío Josemiki durmió en el sofá. Me sentía impactado al
dirigirme a mi habitación. Soñé que aquello
regresaba y que cuando mi tío lo veía pasar por la ventana, era
atrapado y sus huesos triturados para ser llevado como alimento a una
horrenda cueva en el espacio. Al amanecer, cuando desperté, en mi
casa todos comentaban la desaparición del tío. Al parecer había
ido a comprar cigarros de madrugada a una tienda que siempre estaba
abierta. Eso dijo mi padre, aunque mi madre, al intentar
corroborarlo, se dio con la sorpresa de que el dueño del lugar no
había visto para nada al extraviado. Un hecho inexplicable: la
ventana del primer piso estaba destruida hasta su base de cemento,
como si una dinamita hubiera estallado, sin embargo nadie vio ni oyó
nada. En la calle ni siquiera el guardián de la cuadra se había
percatado del espeluznante fenómeno. Había estado atento toda la
noche; empero, lo que hubiera sido eso,
si hizo ruido, procuró hacer el menor posible, a fin de lograr su
cruel propósito. Muy abatido en mi interior, mientras mis nervios se
dilataban, pensé: «el tío también».
A
las tres semanas volví a verlo; era la cuarta vez. Yo retornaba de
comprar libros en una tienda cercana, y lo avisté volando en
dirección al sur. Dejé caer los textos al suelo, me dirigí al
primer peatón que hallé y le dije como un bobo: «oiga, ¿ve eso?»,
pero el sujeto me miró como si yo fuera un retrasado. Corrí hasta
mi hogar sin detenerme y me di con la sorpresa de que no había
nadie. Examiné todo el lugar palmo a palmo, encontré el gancho de
mi madre encima de la baranda de cemento de la azotea. Tenía una
pequeña mancha de sangre. Ella lo vio y creyó en ello.
¡No! A esa hora debería estar ahí, con mis hermanas. ¡Se las
había llevado a todas! Sentí un olor a quemado proveniente del
piso; de pronto retrocedí horrorizado. Vi dos pares de zapatos
ensangrentados pertenecientes a mis hermanas. Pensé que los pies aún
estaban dentro de ellos, pero no había pies. La sangre no era mucha,
aunque sí la suficiente para darme cuenta de una cruenta verdad: era
mentira eso de que las víctimas no sufrían. ¡Sí padecían cuando
eran atrapadas por esa cosa!
Cuando
mi padre llegó a la casa, me comentó que en una semana le tocaría
revisar una moderna construcción en apariencia sólida, y que tenía
que descender al sótano de aquella residencia situada en las afueras
del distrito. El sótano no era muy grande, si se iba a refaccionar
esa vivienda podía pensarse en la opción de clausurar aquel cuarto
subterráneo o renovarlo; en fin, él siempre me contaba sus
proyectos. De repente, al no encontrar ni a mi madre ni a mis
hermanas se preocupó, le dije: «ellas también». Él no mencionó
una palabra, solo hizo una mueca triste, de resignación y continuó
su vida como si nada hubiese pasado. Así transcurrió una semana de
tenebrosa soledad para ambos. Recibí de las manos de mi padre las
llaves de la casa que había de revisar, él quería que lo
acompañara al día siguiente para realizar el trabajo. Su gran
preocupación y su imposibilidad por explicar las desapariciones lo
consumían de modo acelerado. Yo conocía el secreto y estoy seguro
de que papá, también en lo más profundo de su ser, lo atisbaba.
Parecía como si estuviese esperando que las cosas terminaran como
acabaron porque después de recibir las llaves, que eran varias
(incluyendo las del sótano de la casa deshabitada), decidí hacer el
trabajo por él, quien a duras penas comía, caminaba, existía.
Después de hacer el trabajo, que debía ser presentado mediante un
informe al día siguiente, me dirigí a mi casa en taxi y ¡lo vi!
Aquella cosa navegaba en el cielo y lucía más gigante que antes,
aunque calculé el tamaño desde aquella distancia y percibí que no
era tan grande como aparentaba; pero era grande, tendría unos
veinticinco o treinta metros. Me asusté porque iba en dirección a
mi casa, luego pareció esfumarse un rato en el cielo para volver a
surgir más temible que antes. Abría sus dedos, como buscando algo
en la atmósfera, y se fue con rapidez hasta perderse a través del
horizonte. Al llegar a mi residencia, grité: ¡papá!, ¿estás
bien? ¡Papá! Lo llamé una y otra vez. Mi progenitor me miró por
la ventana del segundo piso respondiéndome: ¿qué pasa? ¿Por qué
gritas así? ¿Estás mal de la cabeza? Yo sonreí unos segundos; de
inmediato mi alegría se trastocó en un inmenso terror, pues mi
padre miró hacia el cielo y enseguida retrocedió unos pasos para
zambullirse dentro de mi casa ¡que era cargada en vilo por un puño
gigantesco que se abrió extendiendo sus dedos! ¡Levantó la casa
entera desde el ras del piso como si fuera una pieza de torta
sostenida por una paleta, y la llevó hacia arriba, en dirección a
las nubes! La aparición fue una especie de visión fantasmal que se
extinguió de súbito, y con ella a mi papá, aún escucho sus
gritos, ahogados de horror, gemir desde dentro de la casa que se
perdió a una velocidad apabullante en el cielo.
¡Lo
he visto! ¡La he visto! ¡Y estoy condenado! Todos lo vieron y
creyeron, luego se extinguieron sus cuerpos. El relato era cierto.
Cogí las llaves y las puse en mi bolsillo, saqué el poco dinero que
quedaba en mi billetera y en un taxi me enrumbé a la casa
deshabitada que mi padre en cierta forma me había cedido por ese
corto espacio de tiempo muy a mi desdichada suerte. El conductor del
taxi me veía sudar frío rezando en voz baja, con mis ojos clavados
en la ventana, por ahí miraba hacia arriba, rogaba que no bajase
ninguna maldad ignominiosa de la bóveda celeste; quizá por eso me
trasladó muy rápido dejándome en el terreno descampado donde se
hallaba la vivienda. El taxista casi se fue sin cobrar, muy asustado
ante su ultranervioso pasajero. Mientras viajé en el auto, oí el
chirrido de eso
que se acercaba en el aire, pero no fue sino hasta que estuve cerca
de la casa que lo escruté en el cielo, lo contemplé a lo lejos,
ello
salía desde atrás de un cerro como una cabeza… un puño cerrado
que pronto abriría sus cinco dedos puntiagudos, dispuestos a
trinchar mi pobre cuerpo para poder alimentar a un ser
indescriptible.
Hubiera
deseado tener la fortaleza de mi antepasado en aquellos momentos, de
alguna manera la tuve pues desafié a esa cosa gritando: «¡Me
quieres, ven por mí! ¡Moriremos juntos esta vez!». Había nueve
piezas de dinamita en el desván de la casa que mi padre había
guardado aparte, por si querían demolerla, les amarré una mecha
larga, coloqué la dinamita en el segundo y primer piso, y bajé al
sótano, estiré la mecha lo más que pude. Tras cerrar la puerta del
sótano con llave, me dediqué a analizar la situación. Estaba
seguro de que el cuarto estaba situado por lo menos a tres metros
bajo tierra y aquello
podría confundirse durante la explosión llevándose nada más la
casa desde el ras del suelo. Así yo me salvaría, ya que el sótano
se encontraba bajo el nivel de altura de la casa. Quizá aquella
entidad, al no recibir su mano gigantesca con comida, se odiaría a
sí misma ante su torpeza y desistiría finalmente de su maléfica
costumbre. Sueños. Solo sueño. Mi hora está por llegar y aquella
mano voladora no me permitirá seguir viviendo, puedo apostarlo,
estoy ya convencido de ello cuando siento el temblor, a la tierra
agitarse y algo levantándose encima de mí. Aquello
ha llegado. Enciendo la mecha y unos segundos después algo estalla
sobre mi ubicación. Ha debido ser muy violento porque todo alrededor
mío ha temblado. La sensación fue demoledora, caigo pesadamente
hacia atrás, me desmayo…
Cuando
desperté, continuaba dentro del sótano, todo seguía como antes, no
percibía la más mínima sensación de movimiento. La puerta se
hallaba aún cerrada. Mi cuerpo estaba fijo en la tierra, así que
salté y bailé con mucha alegría, había vencido a esa maldita mano
de fuego. Esa cosa se había llevado la casa vacía y de seguro con
la explosión había resultado lastimada. Estaba feliz, pero mi
suerte ¿cuánto duraría? ¿Qué me garantizaba que eso
no iba a regresar? Ascendí lento, abrí la puerta dispuesto a ver la
luz del sol, agobiado después del terrible trance que fue sobrevivir
la noche anterior. ¿Era de día? A través de una delgadísima
brecha junto a la puerta del sótano un leve rayo de luz se
reflejaba, y mis ojos danzaron con este. Era una extraña luminosidad
que cambiaba de color, de amarillo a rojo, de rojo a naranja, de
naranja a amarillo, y así sucesivamente.
Abro
la puerta del sótano con la llave, salgo al exterior... Lo que veo
me hace ensanchar los átomos del cuerpo, porque
estoy ascendiendo
en un terrorífico viaje a una velocidad sorprendente, tan rápido
que no puedo sentir que me muevo. Estoy miserablemente embarcado
hacia un destino sádico que me convertirá dentro de poco en el
bocado de algún ser innombrable que habita mas allá de las
estrellas. El aire se hace sofocante, no puedo respirar, mis ojos se
dilatan... mi garganta se ahoga...
ESTOY
EN EL ESPACIO EXTERIOR, RODEADO DE LUCES PROVENIENTES DE
ASTROS DESESPERANTES. Me hallo ENCIMA DE UN ENORME MONTíCULO DE
TIERRA QUE HA SIDO LEVANTADO DE CUAJO PARA ASCENDER EN UN TEMIBLE
VIAJE HACIA LO IGNOTO...
ESTOY
EN LA PALMA DE AQUELLA MANO ROJO NARANJA, PALMA ABIERTA DE PAR EN
PAR, QUE DISPARADA ME LLEVA HACIA ARRIBA, MUY, MUUUY ARRIBA, MáS
ALLA DE LAS ESFERAS, HACIA ALGUNA NEGRA GALAXIA...
YA CASI NO PUEDO DECIR NI PENSAR UNA PALABRA MÁS. IGUAL, SÉ QUE AQUí NAAADIE PUEDE ESCUCHARME...
¡MIS PULMONES SE ENSAAANCHAN!
¡MI ALMA GRITA!
¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOoooooooooooooooooooooooooooooooooo….....
¡MI TIEMPO SE AGOTóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóóooouuu.........
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