jueves, 1 de enero de 2015

Elisabet Cincotta



ESTABA EN ÉL

Esa noche comprobó algo que había comenzado a distinguir desde unos días atrás.
¿Por qué los perros le ladraban? siempre lo habían aceptado, amaba  a esos animales.


Ese viaje, ese maldito viaje. Sólo a él se le podía ocurrir semejante cosa. Y esa vieja de gesto altanero.
Comenzó a recordar, a ella los perros le temían y cuando los incitó a buscar la entrada, ladraron. Cosa parecida le había pasado al astrólogo. Aquí el punto, él experimentó desde lector, con sus propias armas, ires y venires, la historia.
Desde que cerró el libro se sintió motivado a realizar el viaje. Ya ni recordaba el título, sólo había quedado fijo en su mente el paseo por lo desconocido.


Cinco noches atrás se había internado en las calles secretas del Buenos Aires misterioso, caminó hasta que halló a la vieja con sus perros. Quería entrar a ese sub-mundo, mundo o no-mundo. Le explicó su deseo... los perros ladraron y se abrió el hueco subterráneo, él se perdió por los túneles.
Vio a varios amigos, que con gesto ávido de súplica, le extendían la mano. Afiebrado por la necesidad de continuar no les prestó atención, sólo los observó de reojo. 
Avanzó cada vez  más profundo, las osamentas chirriaban doloridas, cabezas danzantes enrojecían por el fuego. El aire se tornó enrarecido y ese olor a bosta quemada que no lo dejaba respirar.
Olió su ropa, ese olor penetrante estaba en cada prenda. Volvió a su casa se cambió. Un buen baño-pensó- ayudará.Bien trajeado, aroma a hierbas del campo, retornó a la calle. Fue a la plaza donde algunos vecinos paseaban a sus perros, para su sorpresa empezaron a gruñirle, aullidos y ladridos eran una sola melodía.


Huyó, corrió hasta que le faltó el aire. Puta-se dijo- el cigarrillo.
De pronto ya no olía a hierbas del campo, otra vez el hedor impregnado en su ropa, en su piel. Anonadado lo comprendió todo: el infierno estaba en él.

 
©Elisabet Cincotta


3 comentarios:

  1. Gracias!! Muchas gracias por publicar mi cuento. Abrazos

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  2. Género que asombra en Elisabet. Me encantó.
    MARITA RAGOZZA

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  3. Marita: gracias por tu comentario. Tengo algunos en este género.
    besos

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