lunes, 15 de octubre de 2018

Samir Karimo


                  La mosca  

Soy una araña como las demás pero un día algo sobrenaturalmente irreal me pasó. Mientras telarañaba, un chico de cinco años me agarró con un cazaarañas y me puso en un pequeño tarro en acero inacidable.

Algunos minutos más tarde, me desperté y vi a este “diablillo” haciendo lo mismo a una “mosca”.

Los días pasaban. Seguro que el muchacho quería que nosotras lucháramos hasta la muerte, igual que las “peleas de mujeres”. Por ello nos puso en botes distintos  y nos alimentó para que tuviéramos la energía más que suficiente para destrozarnos mutuamente.

Como seguíamos sin luchar nos trasladó a un acuario con distintas armas por él concebidas para esta pugna gladiatoria. Pero nosotras seguíamos cada una con lo nuestro, yo anidada en un rincón y ella agachada con las alas abajadas y así durmió.

Cabreado se puso el chico que con la furia, rompió el cristal acuariano y nos excarceló, pero no  sabía que nosotras éramos hijas mutantes de Zebub y Sospquazine y entonces alcanzamos un tamaño tal e idóneo como para devorarlo. Y lo hicimos, lo dividimos por la mitad….uno sabe que cuando no se come lo suficiente agarra la primera cosa que esté a mano y fue lo que hicimos…

Desde ese día nos hicimos amigas y nos casamos …. Pero ésa es otra historia

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