lunes, 14 de marzo de 2016

Peste Sintomas de un tiempo La Muerte de la Mascara Roja

Peste Sintomas de un tiempo
La Muerte de la Mascara Roja

Por Mandrágora CLOCK 






Peste: enfermedad contagiosa y grave. Mal olor, cualquier cosa mala. Costumbre perniciosa excesiva, abundancia de algunas cosas. Palabra de enojo o amenaza, epidemia derivada del latín pestis. Persona perniciosa o doctrina perniciosa, según el diccionario de la real academia
Durante el siglo XIV asoló a Europa la llamada peste negra trasmitida por el bacilo de Yersin. Las ratas lo trajeron de Crimea durante 1346 en los barcos usados para transportar cereal. La peste se diseminó por toda Europa, la mortandad fue terrible y la tercera parte de la población pereció. Se repitió en períodos –aproximadamente– de 10 años y su efecto fue reducir sobremanera la población de una Europa en crecimiento.
Las masas ignorantes buscaron una víctima propiciatoria para usarla de chivo expiatorio, encontrándola en los odiados judíos, acusados de provocar la plaga, según nos cuenta G. Parrinder.

Desde un tiempo inmemorial el hombre a buscado la oportunidad para revelar y descifrar el origen mismo de sus padecimientos. Búsqueda y tan solo búsqueda, el hombre ha desatado todas sus fantasías y sus temores a través de la superstición, la interpretación o la justificación. Estando la ciencia en un estado precario, el hombre a llegado a veces a lo largo de la historia a tejer sus conjeturas como ley. Así hemos llegado a los principios mismo de la enfermedad y la curación. En muchos casos algunos autores nos han dejado su testimonio sobre el tema.
En la Biblia, el Apocalipsis:  "8- vi aparecer un caballo amarillo, su jinete llamado muerte y el abismo de la muerte lo sabía, recibió poder sobre la cuarta parte de la Tierra para matar por medio de la espada, del hambre, de la peste y de la fiera salvaje".
En otras civilizaciones la peste es tomada como acción de los dioses que lo utilizan para demostrar sus sentimientos, como la Ilíada de Homero, donde el dios Apolo desencadena su ira contra los aqueos, quiénes le han enviado a petición de su sacerdote Crices, cuya hija Criseida es raptada. "Jove caro, valeroso Aquiles. Pues mandas que yo digo porque ahora destruye con la peste a los aquivos del soberano flechador Apolo".
La peste puede ser en otros casos la clave que desencadena el final del suicidio de los personajes Romeo y Julieta de W. Shakespeare: "Fray Juan: los magistrados de la ciudad nos encontraron a los dos en una casa que sospecharon estuviese infectada de la peste, temiendo la propagásemos cerraron las puertas y nos prohibieron la salida".
También el autor D. Defoe nos describe con suma atención a la ciudad apestada de cadáveres, durante la explosión de la peste bubónica durante el siglo XVIII. "... tenía la muerte ante los ojos" "A mí se me desgarraba el corazón de oír tan a menudo los gemidos y gritos de los que sufrían tales horrores".
Podríamos seguir enumerando infinidad de textos que mencionan la problemática sobre la peste: el Decamerón de Bocaccio, la Peste de Camus, etc. Pero lo más irremediable y terrible es el conocimiento sobre nuestras limitaciones frente al dolor y nuestra conciencia sobre la muerte y el fin. Pero, ¿qué sucede cuando la peste surge como derrota sobre el orden desde una mirada opuesta que se opone a cierto mandato que la sociedad nos impone, y sobre el supuesto ordenamiento de las jerarquías? De esto nos habla A. Artaud:  “... cuando la peste se establece una ciudad se derrumba, bajo el flagelo las formas sociales se desintegran, el orden se derrumba, no hay ejército, ni policía, ni gobierno municipal, no alcanza la leña para quemar a los cadáveres, los muertos obstruyen la ciudad, la peste nos manifiesta la crueldad y por ella se localizan todas las posibilidades perversas del espíritu, el triunfo nos da fuerzas oscuras pero toda libertad es oscura, hace caer las
máscaras de los hombres, es un mal superior porque es una crisis total".
Liberación, oscuridad, la muerte pone fin al supuesto soporte que rige el mundo, luz que enturbia y enceguece la mirada, desnuda, exhibe  las manchas, lo brutal de una sociedad basada en supuestas escalas de valores que esconde su miseria y se precipita al vacío.
Pero allí llega la tormenta, el ciclón se abre paso para desatar el caos, el desequilibrio, golpes con acción inmediata, estallidos. Como una elección del destino, la mentira nace en los hombres como una gran fuerza sobre un escenario espectral. La muerte danza llevando su traje de gala sobre la tierra. De esto nos habla Artaud y de esto nos habla Poe.
En su relato "La muerte de la máscara roja", que transcurre en la edad media, vemos una pintura de época sobre la vida del personaje del Príncipe Prospero durante la propagación de la peste roja. Se producían agudos dolores, un súbito desvanecimiento y, después, un abundante sangrar por los poros y la disolución del ser. Esta era la descripción de la peste que vagaba entre los territorios provocando la muerte y la devastación. Frente a ella Prospero el amo/señor/Dios "Audaz, feliz, desafiante" y sus vasallos, esclavos, y su castillo/universo bajo sus pies, fortaleza del Dios–hombre, y en el exterior otra contendiente: la guerra. "El señor feudal creaba su castillo como protección contra ataques o invasiones". C. Cantu explica que dentro de esa barrera, los muros solían erigirse como símbolo del señor en épocas del feudalismo. "Mezcla de barbarie y de libertad, el régimen feudal su...
nombre deriva de lengua tudesca od (bienes raíces). Este vocablo precedido de feu (recompensa) produce la voz feod (feudo) (alodio), era una antigua posesión conferida por un señor a uno de sus vasallos en recompensa de servicios antiguos". Este sistema representa la esclavitud de los pueblos ante el poder de una minoría relacionada con la tierra “esta constituye la personalidad" es un régimen de pertenencias sobre los que habitaban sus tierras como emblema de soberanía. "No había juez, sacerdote ni rey que su persona"; y en este mundo habita Prospero relacionado con la época de cortes, costumbres en código de honor, blasones y de caballeros que crean su propia realidad, donde la gloria y el sueño habitan entre el frío de las paredes, las historias y amores y luchas por herencias. Está la otra realidad: la del vasallo, o la del campesino despojado de la magnificencia, la comodidad y el lujo en el desenfreno del señor feudal viviendo sólo entre códigos de supervivencia, soportando el yugo y una vida infrahumana, plagado de enfermedades, habitando chozas o en algunos rincones dentro del castillo. “El castillo era un símbolo de este poder del más fuerte, del poder solidario e independiente del valor personal” “Desde la más tierna infancia el orgullo del padre y la sumisión de los siervos enseñan al señor que todo le es permitido. Crece viendo la multitud despreciada y por  otro lado un pequeño número de gente elegida que ejecuta  su voluntad, y ellos crecen ejerciendo la tiranía”.
Allí Prospero construye su castillo compuesto de 7 cámaras de 7 colores, provisto del mayor lujo jamás visto, tal vez para alejarse de la muerte. ¿Por qué? Porque es un camino que le es ajeno; que es la vida. (la perpetuidad, su castillo, ese mundo poblado de música, baile y entretenimiento que ciegan su conciencia).
¿Pero qué es la muerte en realidad? La crudeza, el grito de dolor ante la evidencia de finitud, límites o límite a la terminación como castigo, y la peste es el brazo que la corta, que hace sangrar la herida infectada sobre ese paraíso gangrenoso que crea la nobleza, la cual organiza una fiesta, y así se aísla.
“Pero allí se escucha el reloj de ébano que ponía un eco de vaticinio al fin".
Un ser encapuchado, vagando desafiante, vestido de rojo como otro invitado más; Prospero al verlo trata de detener su paso, pero al sacar su puñal descubre que es la muerte el fin que lo derriba todo iniciando el orden de la pureza. "Este era delgado y alto con fisonomía de cadáver. Se adaptaba a la fisonomía de la apariencia de la máscara roja". Allí comienza el otro festín, el de el fin de una clase que se niega a morir ceñida al cetro de su propia fuerza, creando un supuesto orden. ¿Pero qué sucede cuando ese orden es derrotado por otro orden de la naturaleza? El hombre ha desconocido por distintas razones esa realidad imponiendo otra realidad, activando el sentimiento ambiguo de posesión y debilidad. De esto nos habla Poe en forma simbólica. De la inhumanidad, en la ambición o el desamor. En esa campanada de...
medianoche comienza otro relato: el de la cara del abismo pues al tratar de matar al encapuchado, este desaparece sin dejar rastro;  he allí la metáfora del fin; ser y estar pueden quedar convertidos en un soplo que todo lo evapora, y el mundo se ha derrumbado.
“Y entonces reconocieron que la presencia de la muerte roja había llegado como un ladrón de la noche, uno por uno cayeron los ángeles libertinos por las salas de orgías inundadas del rocío sangriento".
Así culmina su relato Edgar Allan Poe.
En 1964 se filmó “La muerte de la máscara roja” dirigida por Roger Corman, casi un artesano que ha...
sido uno de los que más ha tomado la obra de este autor en su conjunto. Aquí el director exhibe este poema en prosa ampliándolo hasta mostrarnos una recreación profunda sobre el relato de Poe, transformándolo en otra obra, dándole otros costados que en el cuento no están. Por ejemplo: la relación de Prospero con el demonio, el apasionamiento de él por Francesca (una joven del pueblo), la historia de un enano y una bailarina tomado de otro cuento llamado Hog Frog, la relación de la muerte con Prospero luego de que este realizara el baile se topa con ella y en esta ve su rostro, o la teoría del doble y que en el cuento no tiene forma, pero al igual que en este ejerce el rol de vengadora/ángel exterminador al irrumpir en el castillo para terminar con el mal que unos nobles libertinos ejercen dentro de los muros, la supuesta protección del demonio que en el cuento no consta. Escena de la amante/bruja (rito de iniciación) de Prospero, la morbosidad de Prospero en la supuesta invulnerabilidad de él frente a la peste, la prohibición  de usar rojo en la fiesta de disfraces, el dialogo de Prospero con la muerte (su fe, su creencia en Satanás y su visión casi Nietszcheana "la muerte no tiene amo, es libre"), unos encapuchados/ángeles que protegen a los más inocentes (los enamorados) para que inicien otros mundos junto a la hija de un campesino lejos de la corrupción de esta Tierra convertida en un desierto infernal, metáfora del triunfo del bien sobre el mal, en ella nos narra cómo el tiempo que la peste ha provocado, en Satanás, el fin del reino y una fiesta donde celebran la muerte de Dios con su llegada.


A diferencia del cuento, la versión cinematográfica pone punto final a una moraleja de origen cristiano relatada en forma tradicional, a causa de la moral de la época y por otra parte se vuelve comercial, ya que el lenguaje poético del cuento centra la atención de la muerte por la muerte misma y un cierto prejuicio sobre el sentido convencional del mensaje que el filme podría transmitir al público. Igualmente este contiene una hermosa cantidad de imágenes que construye otro lenguaje dentro del habitual discurso cinematográfico de género de horror, además espléndidamente actuado por Vincent Price en el papel de Prospero.
Como idea final me parece excelente que el cine y literatura se unan para hallar un medio que llegue al gran público y logre despertar el interés, en este caso, sobre la obra de Poe, tal vez unos de los mejores autores del siglo XIX.   






Este ensayo fue extraido en Lafarium año 2004

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