Fragmento
de la novela: El Visitante Maligno II de
Fernando Edmundo Sobenes
Buitrón.
"
El ulular de una lechuza lo volvió a la realidad reparando en lo
intimidante del sitio donde eligió detenerse a meditar. Estaba lejos
del pueblo; en medio del bosque, alumbrado por las luces del
automóvil que actuaban como haces protectores de la tenebrosidad a
su alrededor que intentaba alcanzarlo y ocultarlo entre las sombras.
El descenso de la temperatura se hacía evidente debido a una ligera
capa de niebla que poco a poco iba ocupando el entorno y posándose
sobre el agua, flotando de forma espectral como el aliento de una
formidable bestia habitante del inframundo. El frío empezaba a
envolverlo y sentía sus manos heladas, por lo que decidió volver al
auto para regresar al pueblo.
Giró
hacia atrás con la intención de volver sobres sus pasos, pero no
pudo seguir avanzando. Algo lo hizo detenerse automáticamente
causando que su alerta interna de pánico se activara encrespándole
la piel como los pelos de un gato cuando arquea el lomo. A unos diez
metros de distancia unas tétricas y difusas sombras de gran altura
se hicieron presente delante del vehículo, cubriendo con su opacidad
la luminosidad que despedía el coche y que dibujaba sus contornos.
Las irreales imágenes emergidas de la niebla empezaron a tomar
formas humanas, emanando una especie de humo negro que contrastaba
con la luz procedente de atrás; poseían cabezas ovaladas, que
remataban en cornamentas de venados. Esas espectrales imágenes
habían formado una muralla sobrenatural que flotaba sobre el piso,
mientras el hombre permanecía en el sitio pasmado por el horror de
esa visión emergida de los lúgubres pantanos de la imaginación de
un desquiciado……miró
hacia los lados buscando una vía de escape para poder evadirse de
esas dantescas apariciones, pero a su izquierda tenía la cabaña que
se encontraba cerrada y sabía que de nada le serviría guarecerse en
ésta, ya que aquellas cosas podrían franquear cualquier barrera
debido a su condición etérea y sobrenatural. A su derecha se
hallaba la vegetación con sus árboles oscuros y misteriosos que le
condenaban a un extravío seguro ya que no conocía la zona. Tenía a
sus espaldas el lago, ahora cubierto por una cortina de humo blanco
tan densa que ocultaba el agua a la vista y una inmersión en el lago
con ese clima tan gélido, le podría costar la vida debido a la
hipotermia.
Haciendo
un supremo esfuerzo por controlar sus temores y tratando de
convencerse de que aquellas cosas no eran nada más que un producto
de su imaginación, comenzó a caminar hacia adelante con dirección
a esos seres espectrales; pero tan solo consiguió dar un par de
pasos. Sus zapatos quedaron solados a la madera, bajó la vista para
ver lo que le impedía su avance pero no puedo ver nada; las piernas
no le respondían. Levantó la cara y para su pesar, las sombras
comenzaron a acercársele levitando en forma silenciosa…"
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