lunes, 11 de diciembre de 2017
El Doctor CLOCK
El plan del ejercito de la noche
En
un rincón de mis pupilas
aguardan
los cerdos de la noche
a
la espera trituración
en
los pulmones del misterio
ellos
saben que mi dormir
son
sus liberaciones
acechan
con larvas leprosas
domingo, 10 de diciembre de 2017
RAÍZ NEGRA
EL CUERVO EN LOS NEGRIZALES
I
Hábito de la noche
vestido de alas
viene de libarle la sangre
a los campos de batalla
Ropaje del vuelo
a usanza de la Luna
viene de comerle los ojos
a la muerte
El Cuervo a deshora
ha venido a desolar la esperanza
El Cuervo a destiempo
ha venido a oscurecer el candor
a despabilar el engaño
II
El desertor lucìfugo
està agitando el desaire
El sereno de espantapàjaros
està exasperado por los buitres
le arde el calor de la intemperie
Vino a ponerle acento
al silencio
III
El Cuervo pretérito
El forastero en la tormenta
buscando tierra seca
El pájaro innombrable
que entró por la mirada
y se instaló en la efigie
El Cuervo pletórico
El río córvido
desembocando destierros
..........................................................
EL CUERVO II
Viene de los campos de batalla
Viene de comerle los ojos
a la muerte
Ha venido a desolar la esperanza
a despabilar el engaño
Está agitando
Está exasperado
Vino a ponerle acento
al silencio
El Cuervo
a deshora
entró por la mirada
y se instaló en la efigie
............................................................
EL CUERVO III
Viene de la muerte
Ha venido
Desolando
Vino
El Cuervo entró
por la efigie
I
Hábito de la noche
vestido de alas
viene de libarle la sangre
a los campos de batalla
Ropaje del vuelo
a usanza de la Luna
viene de comerle los ojos
a la muerte
El Cuervo a deshora
ha venido a desolar la esperanza
El Cuervo a destiempo
ha venido a oscurecer el candor
a despabilar el engaño
II
El desertor lucìfugo
està agitando el desaire
El sereno de espantapàjaros
està exasperado por los buitres
le arde el calor de la intemperie
Vino a ponerle acento
al silencio
III
El Cuervo pretérito
El forastero en la tormenta
buscando tierra seca
El pájaro innombrable
que entró por la mirada
y se instaló en la efigie
El Cuervo pletórico
El río córvido
desembocando destierros
..........................................................
EL CUERVO II
Viene de los campos de batalla
Viene de comerle los ojos
a la muerte
Ha venido a desolar la esperanza
a despabilar el engaño
Está agitando
Está exasperado
Vino a ponerle acento
al silencio
El Cuervo
a deshora
entró por la mirada
y se instaló en la efigie
............................................................
EL CUERVO III
Viene de la muerte
Ha venido
Desolando
Vino
El Cuervo entró
por la efigie
Celeste Gómez
Princess Olivia and Princess Sophia
Lápices negros con detalle en lápiz de color sobre hoja de papel
Medidas: 35X50 CM
Año: 2017
Mandrágora Brujah
Delicias
Te
has levantado asustado porque algo te tiro de los pies y el insomnio
te come la cabeza pensabas que era la propia inquietud del sueño
una fuerza siniestra entre penumbras que le gusta hacerse pasar por
la locura o las pesadillas y te va llevando hasta que te sientas
vulnerable entonces estas allí, tirado no es tu cuarto si no en ese
páramo horrendo de los que te han contado en tu infancia simulando
calma y silencio pero allí hasta la luna tiene pánico, perderá
sus vísceras y te ahogara mientras bestias famélicas abajo se
relamen, espumajean, repleto de arboles deformes que destilan veneno
de sus raíces y cuelgan decapitados muñecos como niños que se
balancean con la melodía nacida del viento que los azota, sobre un
cementerio de humanoides que han tenido su entierro, pero ahora es su
walpurgis y salen a cazar humanos que están condenados con los
restos de las chatarras arrastrándose por todas partes dejando una
laguna de aceite pestilente donde se refleja lo que has tratado de
olvidar y que son tus propios monstruos. En ese hedor todo quema y
se congela, la piel te ha quedado hecha jirones Has tratado de huir
buscando un hueco donde esconderte pero una cosecha de pájaros como
esqueletos con ojos rojos sobrevuelan creando una estrella de 5
puntas con sus movimientos han ido por vos,ya estas aquí entonces
comenzare a trabajar, sera como sacrificio sobre la tela daré tu
alma por la mía así me lo exigen es parte del pago los que me
atormentan siento sus garras y sus mirada a cada instante he abierto
esa maldita puerta, vos y yo ya no tenemos la misma cara ¿Que
terrible es darse cuenta y no poder hacer nada? Son las 3 de la
madrugada he concluido, están por venir, a esta si le pondré la
firma Jeronimus Bosch.
Los Kappa
Los Kappa son criaturas mitológicas según el folclore japonés que viven en lagos. Igualmente algunos los consideran como animales que formarían parte de la criptozoología, ello debido a supuestas ocasiones en las que se dice han sido divisados.
Los kappa suelen representarse como pequeños humanoides con forma de rana del tamaño de un niño. La cara tiene aspecto de tortuga y en muchas ocasiones es dibujado con un caparazón en la espalda. El hábitat natural de los kappas son los ríos y lagunas de Japón. Utilizan sus extremidades con forma de aleta para desplazarse y nadar a gran velocidad.
Pero lo más interesante de los kappas es que tiene una especie de calva en la cima de sus cabezas que está llena de agua. Se trata de una cavidad en la cabeza llena de agua y rodeada de pelo.
Según la leyenda, los kappas son muy poderosos, y toda su energía viene del agua que tienen en sus cabezas. Si salen a la superficie, y por evaporación, u otro fenómeno, pierden el agua de sus cabezas pierden sus poderes y pueden incluso llegar a morir ya que cuedarian como animales cualquieras.
Los kappa suelen ser el personaje malo en los cuentos tradicionales japoneses., mirar muchachas a escondidas mientras ellas se desvisten, roban hortalizas en los huertos, raptan a niños o mujeres.
De hecho una de las comidas favoritas de los kappas son los niños humanos, un manjar al que no se pueden resistir. Según diversas interpretaciones, los kappas absorben la energía de sus víctimas chupándoles la sangre, comiéndose el hígado o las entrañas (ver su relación mitológica estructural con los “vampiros”.
Constelación del gato
se abre la noche
senda desbastada
aguardando por ti
mientras, te miras
al espejo
en tu camarín
de rosa negra
se abre tu corazón
enraizado a la
lobreguez
se abre la noche
y te acuna
en su espanto
luego, escuchas
el murmullo
impasible
de los espectadores
en la sala
te colocas
tu máscara blanca,
espectral
pronuncias la
soledad,
la desesperanza
y el amor perdido
¡el movimiento de
tu cuerpo
de tus manos
transportan el
nefasto horror!
¡para llevarlo,
para entregarlo
a las pobres almas
que allí te
observan!
¡te muestras
miserable
bajo un traje
de tela negra
en un teatro, de
tinieblas!
Carlos E.Saldivar
DONANTE
IMPREVISTO
He pensado infinidad de veces en aquella
persona, en el maravilloso semejante, mujer u hombre, que me brindó
una parte corporal suya, a sabiendas de que esta llegaría al
interior de otro ser humano, aunque desconociendo que aquel individuo
sería yo.
Nunca tuve
familia, decidí servir en el ejército, pero había cometido un
error, no poseía un historial clínico de problemas cardíacos,
estos se manifestaron después de la primera y única misión a la
cual me enviaron, una incursión en el centro mismo de la intrincada
selva peruana. Tenía un seguro médico, el Estado me lo proveyó,
pero los fondos se agotaron en poco tiempo, entonces hice uso de mis
ahorros. Eran demasiadas medicinas para comprar y consumir, los
tratamientos eran costosos, y los dolores, intolerables. Tuve que
vender lo poco que poseía, quedé en la miseria, me convertí en una
de esas personas que suben a los transportes públicos para vender
golosinas y rogarles a los pasajeros que les den un poco de ayuda. Al
principio, recibí rechazos, empero, el trabajo duro y diario me
permitió conseguir lo necesario para sobrellevar mi enfermedad. Así
transcurrieron cinco años.
La posterior
noticia que recibí acabó por derrumbarme: debía hacerme un
trasplante de corazón. ¿Cómo lo solventaría? Decidí pedir ayuda
a un canal de televisión, yo había sido soldado y tenía una
medalla al valor, en consecuencia mi problema podía ser de interés.
Por fortuna, un programa televisivo muy visto me apoyó, mi caso fue
apreciado por millones de compatriotas y recibí importantes
donaciones de empresas y de ciudadanos comunes. Logré inscribirme en
un novedoso proyecto clínico que ofrecía esperanzas a pacientes
graves con padecimiento cardiaco. En un mes me colocaron en la lista
de espera para un nuevo órgano.
La operación fue
un éxito, lo que me faltó para cubrirla lo pedí prestado, me
endeudé mucho, pero han pasado otros cinco años y casi he devuelto
todo el empréstito. He salido adelante con la ayuda de nuevos amigos
y de mi novia, una muchacha fabulosa que trabaja como enfermera.
Desde que salí vivo de la sala de operaciones me planteé una
importante meta: encontrar a la persona que me cedió su corazón,
que me lo donó sin saber de mí.
Este órgano es
muy fuerte, me siento con gran energía, con la capacidad de lograrlo
todo. En unos meses me casaré, en unos años, de seguro, tendré
hijos. Mi vida ha dado un completo giro, todo gracias a aquel
personaje con el que he soñado muchas veces. No podré saludarlo a
viva voz, pues ha muerto, pero quisiera saber su nombre, cómo es su
rostro, a qué se dedicaba; me encantaría conocer a sus familiares,
expresarles a ellos mi gratitud. Visitar al donante en su tumba,
llevarle flores, rezar por él, agradecerle desde mi interior. Quiero
saber quién es, deseo enterarme ya. Mario, mi mejor amigo, quien es
detective, me ha ayudado con la búsqueda. Hoy me traerá el
resultado de sus indagaciones.
El timbre suena,
es él. Lo hago pasar, me cuenta que tiene buenas noticias.
—¡Lo encontré!
—dice.
Al fin sabré
quien me donó su corazón.
—¿Quién es?
—pregunto con suma alegría.
Mario menciona el
nombre.
Titubeo unos
instantes y sólo atino a decir:
—Repítelo, por
favor.
Mario repite el
nombre. Quedo paralizado, me es imposible creerlo. ¿Él? ¿Por qué
él? ¿Por qué tiene que ser su corazón? Le doy las gracias a mi
amigo y le pido que por favor se vaya, que me deje solo.
—¿Lo conoces?
—me pregunta antes de marcharse.
—No —miento.
No puedo
confesarle que yo, apenas a los veinte años, dejé malherido a ese
hombre en un conflicto armado en el interior del país. No puedo
contárselo a ninguno de mis amigos. ¿Se lo podré decir a Claudia,
la mujer que amo? No. ¿Se lo podré decir algún día a mis hijos?
¿Qué pensarán de mí? ¿Qué opino yo de mí en este momento? Lo
dejé para que muriera, intenté enviarlo yo mismo al otro mundo de
un balazo, sin embargo, no me atreví a hacerlo, no de inmediato. Él
era un soldado renegado, un mercenario, había recibido dinero para
proteger a los terroristas que atacaban la zona, que sometían a los
campesinos residentes. Según su historial, había matado a una
mujer, su esposa, un año antes, aunque se presumía que el crimen
fue accidental, había escapado de Lima y se había refugiado en
aquella región inhóspita, dispuesto a seguir actuando con saña,
con maldad. Recuerdo que le dispararon a mi grupo, que corrí y me
perdí entre la maleza, recuerdo que escuché sus pasos atrás de mí,
el sonido del gatillo de su arma al ser presionado. Me apuntaba
directo a la cabeza, la metralleta se había trabado para suerte mía
y aproveché la oportunidad, le di un tiro en el cuello. Un disparo
preciso que me salvó. Su salud por mi vida. Él tenía mi edad por
aquel entonces. Eligió un camino erróneo y yo lo castigué en el
campo de batalla; incluso me burlé en su rostro, le dije que se lo
tenía merecido y que ahí se lo comerían los insectos. Él me
suplicó por ayuda, me dijo que ya había perdido, que al menos lo
llevara prisionero; no obstante, me reí en su cara de su actual
estado y le disparé en la panza. En sus ojos logré visualizar un
terrible odio que me hizo escapar de ahí a toda prisa. Luego me
enteré de que el sujeto no había muerto con los balazos, de algún
modo resistió las heridas, fue llevado a un hospital donde acabó en
un coma profundo. Tengo entendido que uno, o quizá dos familiares,
no sé, pagaron para que lo mantuviesen con vida. Es solo cuestión
de atar cabos. Sobrevivió y en sus datos accedía a donar órganos,
su pariente o parientes de seguro estuvieron de acuerdo con ello.
Nunca me acusó, no le hubiera convenido hacerlo, de seguro huyó y
se escondió en cuanto pudo ponerse de pie. Había orden de captura
por sus crímenes. Ahora, al fin ha muerto, ¿o acaso…? ¿Por qué
el destino me ha tendido esta trampa? ¿Por qué tuve que buscar con
desesperación a aquel que me donó su corazón? ¿Por qué tengo que
llevar dentro de mí una parte vital de quien pudo ser mi verdugo,
del que fue mi víctima? El único ser humano que he lastimado con
rudeza en mi vida. Una existencia que he arruinado. ¿Qué he de
hacer ahora? ¿Olvidarlo? No podré. ¿Ignorarlo? Lo intentaré.
Esta súbita
mezcla de emociones no me permite darme cuenta de que mi
pecho se abre, algo intenta salir, una cosa húmeda que provoca un
dolor horrible, me muerdo la lengua, grito, caigo de costado, mis
huesos se rompen, mi carne se abre y oigo sus carcajadas, es rojizo,
circular, se sostiene en cuatro patas, veo su rostro satisfecho, aún
ávido de sembrar el caos y el dolor. Intento decir su nombre, mas no
lo consigo. Estoy aún con vida, ha de ser porque sus venas se hallan
todavía conectadas con las mías. Voy a cerrar mis ojos, el engendro
se prende de mi rostro y susurra, no lo oigo, todo es rojo, la
sangre, me muerde…
Tras acabar con su víctima se va, corre por el pasillo, salta por una ventana rompiéndola.
Mientras avanza,
piensa que ha sido una preciosa casualidad terminar justo en ese
pecho, en el hombre del cual quería, con delirio, vengarse en vida,
y no pudo, porque la muerte lo atrapó de pronto, producto del gran
daño que le produjo ese infeliz durante una refriega. No obstante,
despertó, y su deseo se hizo realidad, de la forma más inesperada y
gozosa. Ahora su limitada consciencia lo conmina hacia una ruta
inevitable: el cementerio. No tiene otro sitio a dónde ir. Además
siempre se ha sentido cómodo en sus entrañas. No importa que se
estén pudriendo; se reunirá con sus restos, y descansará. Al menos
durante un tiempo breve.
Beatriz Schaefer Peña
Jack The Ripper
London, Whitechapel, 1888
Señal
certera la sonrisa
que
me llevó al paraje.
Allí
estaba
toda
ella envuelta de crepúsculos
y
yo, con mi tremendo sol a cuestas
¡quemándome!
¡quemándome!
No
fue difícil apropiarse del engaño,
blandir
el bisturí encendido
que
le abriera en dos la entrega
y
saciarme de esas flores estalladas
para
después ¡bailar! ¡bailar! ¡bailar!
con
el collar de sus vísceras
colgándome
del pecho.
¡Bailar!
¡bailar! ¡bailar!
ese
clamor del día
y
hasta el hartazgo de la sangre,
hasta
el último aroma de su cuerpo.
(del
libro “El que devora”)
Paco De Asís Granados Mellado
¿TE
ACUERDAS?
Hola!
¿Te acuerdas de mí, no?
Sí, claro que recuerdas; yo era el que estaba a tú lado aquella noche en aquel lugar donde estuviste a punto de tener el accidente de tráfico
¿recuerdas ahora?
Veo que sigues sin recordarme; también era quien estaba a tú lado el día que te avisaron que a tú padre le había dado un infarto.
¿sigues sin acordarte?
Tienes mala memoria amigo; también estaba a tú lado el día que naciste; al igual que te acompañé el día de tú primera comunión...
Como
puedes ver, llevo a tú lado toda la vida y tú ni me recuerdas;
El día que murió tú madre estuve contigo igual que cuando fallecieron tus abuelos...
El día que murió tú madre estuve contigo igual que cuando fallecieron tus abuelos...
Por
más vueltas que le daba a mi cabeza, no conseguía recordar nada
sobre esa persona; lo más extraño era, que siempre me había
acompañado en los momentos mas duros de mi vida... La tendría que
recordar... Pero no, no conseguía hacerlo; extraño, pero cierto.
No
se quién puede ser...
Seguía preguntándome una y otra vez si le recordaba y continuaba confirmándome:
¿Recuerdas aquella noche que te encontrabas sólo en casa?
Era martes, tú tenías trece años. Tus padres habían salido a una cena de empresa.
Seguía preguntándome una y otra vez si le recordaba y continuaba confirmándome:
¿Recuerdas aquella noche que te encontrabas sólo en casa?
Era martes, tú tenías trece años. Tus padres habían salido a una cena de empresa.
Si
martes y trece, igual que hoy. Lo recuerdo con todo lujo de detalles.
A medía noche comenzaste a escuchar ruidos, golpes, y una serie de pasos extraños... Pensaste que alguien había entrado en tú casa con la intención de robar y podía hacerte daño; Te escondiste dentro de un armario agazapado; esperaste a que el ladrón se marchase.
Pasaron las horas y te diste cuenta de que no había nadie y decidiste salir de tú escondrijo. De repente, viste cruzar una sombra negra por el pasillo... Era una silueta pequeña; como si de un niño o niña se tratara; te llamaba por tú nombre una y otra vez. No sabías que hacer... Te quedaste paralizado, estabas asustado; de repente escuchaste la puerta principal de la casa como se abría... Eran tus padres que regresaban. Aquello te tranquilizó un poco.
A medía noche comenzaste a escuchar ruidos, golpes, y una serie de pasos extraños... Pensaste que alguien había entrado en tú casa con la intención de robar y podía hacerte daño; Te escondiste dentro de un armario agazapado; esperaste a que el ladrón se marchase.
Pasaron las horas y te diste cuenta de que no había nadie y decidiste salir de tú escondrijo. De repente, viste cruzar una sombra negra por el pasillo... Era una silueta pequeña; como si de un niño o niña se tratara; te llamaba por tú nombre una y otra vez. No sabías que hacer... Te quedaste paralizado, estabas asustado; de repente escuchaste la puerta principal de la casa como se abría... Eran tus padres que regresaban. Aquello te tranquilizó un poco.
A
la mañana siguiente a primera hora te encaminaste a la parroquia,
hablaste con el sacerdote y le pediste que ofreciera la misa a la
memoria de aquella sombra que viste.
Toda
tú vida llevas pensando que aquel MARTES y TRECE estabas solo; pero
te equivocas, yo estaba contigo.
Cada
vez me sentía más confuso; como ésta persona podía saber todo
eso. En verdad esa noche me encontraba solo en casa y jamás se lo
conté a nadie.
Para, ¡por favor! Me estás asustando. Ese día estaba solo, nadie había conmigo.
Para, ¡por favor! Me estás asustando. Ese día estaba solo, nadie había conmigo.
Veo
que ahora sí vas recordándome;
No, no te recuerdo...
No, no te recuerdo...
Déjame
en paz!!!
¡Ya
me recuerdas!
Estás comenzando a sentir esa sensación tan extraña que sentías en todas esas ocasiones en las que yo te acompañaba;
¡Ves! siempre te he acompañado y siempre te acompañaré, hasta que tú cuerpo de su último aliento de vida.... Ahí, ahí estaré yo contigo (porque no soy una persona, soy un sentimiento y nunca te podrás desprender de mí)
¿por qué crees que solo estoy contigo cuando te sientes asustado? Porque yo, yo soy tú miedo y siempre estaré a tu lado...
Estás comenzando a sentir esa sensación tan extraña que sentías en todas esas ocasiones en las que yo te acompañaba;
¡Ves! siempre te he acompañado y siempre te acompañaré, hasta que tú cuerpo de su último aliento de vida.... Ahí, ahí estaré yo contigo (porque no soy una persona, soy un sentimiento y nunca te podrás desprender de mí)
¿por qué crees que solo estoy contigo cuando te sientes asustado? Porque yo, yo soy tú miedo y siempre estaré a tu lado...
jajaja
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