EL ESPEJO INVERTIDO
La belleza de su figura se destaca entre las sombras, sonámbula transitaba mas bien se dejaba llevar por las calles del pueblo bajo la luminosidad perpetua y clara de la luna como un espejo invertido después que las campanas danzaban al son de lentas melodías arcaicas. No recordaba que algo hubiera sido de otra manera, ¿cuando? el tiempo le dejo escrito sobre sí algo más ¿algo más? Solo detonaban en su cabeza los recuerdos medianoche… el rostro hierático… la barbilla firme... hombros enlutados… el abrazo rudo… la caída sobre el mármol… pecho sobre pecho y los dientes hundidos en su cuello, la iniciaron en este camino hacia la eternidad convirtiéndose en la elegida, luego echada al mundo en su renacer, el ardor la retorcía por dentro, sus músculos poderosos, violentos y enormes bajo una cascada de pelo negro y brilloso. Casi Loba… vampira… Nosferatu… Nosferatu… susurraba el viento helado sobre los troncos desnudos del viejo cementerio que la veían partir al despertar de su letargo…
Una tono púrpura cae desde el horizonte con un gris antiguo que viene desde el centro de la tierra osadamente, mientras la noche agazapada, deja escapar su propio juego y sus espejismos de silencio, los ecos golpean a la distancia súper profunda, ella se sentía atraída por el temor más hondo que emerge del olor de la sangre donde un todo abarcaba la completud de sus instintos expandidos vertiginosamente con libertad y donde sus sentidos se expresaban con el salvajismo de un animal en celo.
Las chotacabras anunciaban malos presagios… Algunos animales tímidamente se asomaban hasta volverse parte del paisaje y no pudiendo escapar a su influjo llegaron hacia el bosque, al otro extremo del mundo. Un rió atraviesa su curiosidad, arrodillada se ve sin imagen, confusa y dolida se le detonaron un cúmulo de cosas su memoria es un proceso que llevaba miles de años. Cuando el azar la ponía en situación límite solía ejercer su estrategia de seducción por cautela, entre la multitud invisible o como niebla con la que ganaba la confianza de sus victimas cuando el sueño era su paraíso se deslizaba bajo las puertas y allí comenzaba su aventura de supervivencia…
A lo lejos, unas llamaradas acompañadas de cantos tribales le hirieron las cuencas rojas, esto le demostró que eran ciertos los relatos que solían echar a rodar. Sobre mujeres bailando desnudas realizando ritos profanos, agazapada estudiaba sus movimientos, su meta era llegar hacia ellas a pesar que no tenia pertenencia en ese grupo, la ambivalencia de su sed interminable se contraponía a su soledad, poseídas por una energía distinta, la transfiguración hacía que su fisonomía quedara tallada por el golpe de la naturaleza, ahora con sus colmillos en la plenitud de su desnudez donde los aullidos eran voluntad culminando su materia humana.
Una desesperada excitación la tornó fugitiva, En horas previas le fue imposible satisfacerse ya que alertados los vecinos pusieron guardias deambulando expectantes como espías pernoctando ante cualquier llamada de alerta que iba de boca en boca por los alrededores. La sensación de peligro la asfixiaba. Para calmarse luego apresaría un animal.
Miles de puntos brillaban entre los espesura de la nada aparecieron era una manada de lobos que se aproximaron tratando de husmear su trasero y ante sus gruñidos le reconocieron su marca de muerte entonces huyeron. Sonrió. Mientras el tiempo la apremiaba, un ansia nueva la enfrento a si misma, no solo la lujuria o el hambre eran las ruedas que hacían girar sus actos, si no el poder como el eje principal en esa rueda .
Copularía con ellas dada la atracción irresistible hacia sus apariencias de largos cabellos como fuegos infernales, ojos incisivos, cuerpos macizos exuberantes, a los que atracaría. Extrañas melodías agrietaban el espacio al abrirse los confines del averno: allí las wicas o hijas de Lucifer con fuerza abismal iracundas, ante su presencia cesaron la fiesta negra y llevando adelante una lucha encarnizada donde ella es quien por primera vez despliega una fuerza desconocida impulsada desde la misma sangre, de la misma carne. Sus garras se vuelven arma mortal. Ellas a su vez con rostros desfigurados, mal olientes y cueros de ratas impedirían que alguien se les adelantara y se adueñara del terreno.
Tormentas de rayos, movimientos telúricos, visiones espectrales, y aromas azufrados lo invaden todo sabían que el mismo demonio las seguía detenidamente y les había dado ordenes precisas y todo el conocimiento en el arte de la hechicería, Ello las tornaba enemigas poderosas.
A lo lejos una turbamulta se prepara y sus gritos aseveran que van en su busca las reconocen, ya que hace siglos son atravesadas con espadas que blanden los hombres de fe, en esos momentos deberían aliarse pero es imposible, con terror se desmaterializan dejando solo restos del aquelarre, un golpe fuera de tiempo pero no desconocido con ultimas carcajadas como explosiones signan los cielos en su interior saben que esto no abra concluido y regresaran, a la primera oportunidad a ajustar cuentas. Ella antes de emprender vuelo, bebe las últimas gotas de plasma que quedaron en el altar del sacrificio. El crepúsculo se deja caer sobre este lado del mundo y con el blancor de una certeza da comienzo el final.
La multitud comandados por el médico, el párroco y el gobernador organizan la cacería, buscando una por una a las herejes y condenándolas a ser consumidas por el fuego - a las brujas - en un tribunal popular y a ella la muerta-viva mientras dormía hunden en su corazón una estaca viendo el estertor horadar su perfección, luego las cenizas de su cuerpo son llevadas por el viento satisfechos de haber liberado sus almas de la condenación eterna. Ya nada quedaba de aquello, solo, los ancianos y sus miles de historias contadas una y otra vez a quien pueda oírlos, en cada noche de muertos protegiendo la aldea y revisando sepulcros para evitar que la maldad se perpetué entre ellos por los siglos de los siglos.
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