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domingo, 21 de abril de 2013
Liliana Varela
La Culpa- de “Cuentos para no dormir” 2008
Era su primer día como portero suplente. Estaba entusiasmado. Después de haber estado tanto tiempo desempleado, ahora podría llevar el pan a su mesa dignamente, como todo un jefe de familia.
La mujer llegó casi corriendo; su andar presuroso se correspondía con sus ansiosos y gestuales ademanes.
--¡Llegué a tiempo! – Exclamó hacia Ramón, la nueva adquisición del edificio—pensé que no llegaba…
--La señora vive en…--la cortó Ramón.
--Soy Emilia Nievas –sonrió alargando su mano para tomar la de Ramón en un suave apretón de formal saludo—Vivo en el 5º A con mi hija Mariana.
--Mucho gusto Señora –retiró su mano con un escalofrío—
--OH! perdone, siempre me dicen que tengo las manos frías.
--No se preocupe, señora –la miró extrañado—tenía entendido que el 5º A estaba desocupado.
--Ya ve que no –sonrió la mujer amablemente—tenemos pensado mudarnos con mi hija pero más adelante; primero debo terminar con un trabajo, soy publicista ¿sabe? Y tengo la costumbre de controlar personalmente la tarea de la gente a mi cargo –miró su reloj ansiosa—si me disculpa, debo ir a ver a mi hija; cuando me fui estaba con fiebre en cama y no conseguí a nadie que la cuidara… así que disculpe.
Ramón vio entrar a la mujer al edificio.
Seguramente le había entendido mal al administrador; debía ser otro departamento el que estaba desocupado.
A los pocos minutos la mujer volvió a salir pero ahora acompañada de una bella niña rubia de mirada clara; ambas sonreían.
--Esta es mi hija Mariana.
--es muy bonita ¿sigue aún con fiebre?
--no, ya no tiene nada –miró a la niña con cariño-- ¿no es cierto mi amor?
--Sí Mamá, ya estoy bien, ahora que viniste.
Ramón las vio alejarse y sonrió pensando en la bonita imagen que conformaban madre e hija.
--Ramón ¿vinieron de la inmobiliaria?
La voz del administrador lo sacó de sus pensamientos.
--perdón, Señor, decía…
--Que iban a venir a tasar el 5º A, el que está desocupado.
--No puede ser, Señor, recién la dueña de ese departamento me dijo…
--¿De qué dueña me habla? – lo interrumpió— el dueño es el viudo de la mujer que vivía acá.
--Pero señor, recién estuvo la señora Nievas con su hija…
--¿Qué dice hombre? La mujer que vivía acá está muerta.
--¿Cómo dice, Señor? –expresó Ramón perplejo—no puede ser, yo hablé con ella…
--¡No diga pavadas Hombre! La dueña del 5º A murió anoche en el hospital; estuvo casi un mes en coma después de un intento de suicidio. La pobre quedó mal una mañana que dejó a su hija sola y enferma. Se cree que la niña quiso levantarse a tomar algo y prendió el gas. La madre la encontró muerta cuando volvió del trabajo. Desde ese día se culpó por no haberse quedado con su hija en vez de ir a trabajar, más, cuando le dijeron que si hubiese llegado unos minutos antes, la hubiese podido salvar.
Los ojos de Ramón se abrieron desmesuradamente
¡Muy bueno, Lili, un final sorprendente!
ResponderEliminarFuerte abrazo
Leonor
Magistral Lili querida!!! Con tu calidad de expresión maravillosa
ResponderEliminarAbrazos y besos
Raquel
Genial Lili. Eres una maestra también en los cuentos.
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